Hoy celebramos el día de muertos, reuniendo un cúmulo de tradiciones que varían de región en región. Desde el hecho sencillo de visitar las tumbas de nuestros seres queridos hasta la magna celebración de preparar sus platillos favoritos y acudir, en un rito, al encuentro con sus espíritus que regresan a convivir con los vivos durante la noche de ayer para amanecer hoy. Desde la época precolombina, los pueblos prehispánicos  como los mayas, purépechas, mexicas y totonacas, celebraban en nuestro país a la muerte,  con respeto, temor, buscando alejarla o inclusive burlándose de ella.

La muerte nos golpea dos veces, primero con la ausencia y después con el olvido. Nos desprende de los afectos  y tarde o temprano a nosotros mismos de la vida. Es implacable y estoy cierto que jamás morirá. Tan solo nos salvará el recuerdo mientras no se extinga. Por ello hay que celebrar y mantener vivos en nuestro corazón a nuestros muertos en esta fecha y siempre.

Nuestra ciudad mantiene viva la memoria de muchos de sus muertos y es así que en un día como hoy, honramos la vida de quienes han forjado este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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