A final de 2019 surgió un brote infeccioso en la ciudad de Wuhan, China. Más tarde sabríamos que se trata de un virus llamado SARS-CoV2, que genera la enfermedad Covid-19.

Algunos medios, e incluso figuras presidenciales, han asociado al virus con China, como si fueran sinónimo, lo cual ha sido catalogado por diferentes organizaciones como un acto irresponsable que genera odio hacia una parte de la población. ¿Podría acaso, la manera en que nombramos a una enfermedad, desencadenar conflictos entre las personas?

En Estados Unidos, Reino Unido y Australia se han registrado casos de agresión por rasgos étnicos asociados con la Covid-19. Para agravar la situación, en sus discursos públicos, Trump ha vinculado, e incluso culpado a China por el surgimiento de la Covid-19; además, justo en Estados Unidos, una de las “compras de pánico” ha sido la adquisición de armas de fuego.

Esta semana, la revista científica Nature publicó un comunicado en el que primero reseña, que en el pasado también se han asociado enfermedades virales con la región donde sucede el brote. Luego de hacer estas precisiones, la prestigiada revista reconoce su responsabilidad y se disculpa por el sesgo racial al presentar la información del SARS-CoV2 como “virus chino”, previamente.

Y es que justo para evitar controversia, en febrero la Organización Mundial de la Salud publicó la guía de cómo deberíamos llamar al virus y a la enfermedad que hoy nos mantiene en casa. Aun así, hasta la fecha, el motor de búsqueda Google arroja 7.3 millones de resultados asociados a “china virus”.

Cómo nombramos las cosas —en este caso a un virus—, describe mucho de nuestros miedos y fobias. Es peor cuando estas proyecciones son comunicadas por personas en los medios masivos, quizás víctimas de sus propios miedos o con la reprobable intención de sembrar el pánico.

En México, la estigmatización ha repercutido incluso con personal médico, pues ya se han reportado agresiones a enfermeras/os y médicas/os, así como connatos de incendio en hospitales que están atendiendo enfermos de Covid-19. Sin duda, esto contrasta con ese otro México que se ocupa de la creación de equipo de protección personal para sector salud, o las universidades que están en el desarrollo de métodos rápidos y efectivos para la detección del SARS-CoV2 y así, apoyar la demanda que está por venir.

Nadie estaba preparado para esta crisis, ni siquiera los países considerados primer mundo, y es difícil evaluar si estamos tomando las decisiones correctas y a tiempo como sociedad y como individuos.

De lo que podemos estar seguros, es que si contribuimos con la estigmatización de la enfermedad, no llegaremos a buen puerto. Además, México siempre ha demostrado ser solidario, basta recordar el México de 1985 y del #19S, momentos en que el miedo estaba latente pero la solidaridad era casi palpable. Recordemos que el reto inmediato como sociedad, es sanitario, pero aún nos queda reaccionar a la concatenación de crisis consecuentes.

@chrisantics

c.cedilloc@gmail.com

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