Según los expertos, para hacer planeación estratégica, cualquier organización debe identificar en un primer momento, dónde se encuentra, cuál es su posición en el mercado, cuáles son sus números más relevantes, la evolución de los mismos y sus negocios o función centrales (su Core), para ello se vale de información generada a lo largo de su historia -misma que generalmente se presenta a los órganos de gobierno y administración-, y de más información que permita llegar esos espacios que los informes y la información oficial no puede en ocasiones describir. Lo importante es entender cuál es la situación actual de la empresa u organización. También debe integrarse -considero yo igualmente importante-, la evolución e incluso descalabros que ha vivido la organización en su historia, así como sus grandes aciertos y el rol de sus colaboradores, así como el desarrollo e impacto en su entorno.

En un segundo momento, debe construirse, idealmente con la ayuda de todas aquellas partes interesadas (stakeholders) las expectativas, los escenarios y visión futuras del rol de la organización en un concierto amplio, que contribuya a enriquecer a todas esas partes interesadas a partir del cumplimiento de un propósito o misión organizacionales. Parece simple al describirlo, pero es retador integrar las aportaciones e intereses de muchos actores, sin perder la esencia de la organización, sin extraviarse en el camino.

Para integrar esa visión de futuro, del estado deseable de la organización en el tiempo, existe un ejercicio o herramienta sumamente interesante, que más que servir al propósito de identificar aquellas buenas prácticas, aquellos errores a evitar, aquel éxito o fracaso a lo largo de la historia de algunas organizaciones a través de un ejercicio comparativo, pretende “abrir los ojos” a una multitud de posibilidades -no solo a las buenas prácticas o lecciones aprendidas-. A este tipo de ejercicio se le conoce como benchmarking, un término en inglés que, para ser estrictos, refiere más al ejercicio de compararse contra un estándar, de llevar a cabo una evaluación comparativa contra una referencia. En este sentido, #DesdeCabina, esta que observa el aterrizaje y despegue de decenas de aeronaves al día, quiere compartir un ejercicio de “apertura de ojos” que hemos iniciado en el Aeropuerto Internacional de Querétaro, en el que tuvimos la oportunidad de comparar el modelo de aeropuerto queretano con sus peculiaridades y ventaja competitivas, versus aeropuertos internacionales como el Heathrow de Londres oficialmente abierto a las operaciones aéreas comerciales en 1946 o el Schiphol de Ámsterdam -uno de los más antiguos del mundo-, cuyo inicio de operaciones comerciales se remonta a 1920 (aún cuando fue creado en 1916 para operaciones militares).

El ejercicio de benchmarking es una gran herramienta por sí misma para hacer planeación estratégica y para evaluar desempeño, entre otros cosas, pero como también decía, y esta semana quiero enfocarme más en esto, “abre los ojos”, revuelve la mente para generar nuevas ideas, para desarrollar mucho más impacto y sobre todo para despertar el hambre de querer más, de atreverse a desarrollar cosas grandes, diferentes; mirar a los demás, con cualquier propósito positivo, siempre será enriquecedor tanto como revelador. Finalmente, la innovación es un proceso iterativo, interminable, sumamente divertido y, quizá, hasta mágico.

@Jorge_GVR

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