Recién concluyeron los Juegos Olímpicos en Japón y los mismos se vieron rodeados de muchas características especiales como consecuencia de la terrible pandemia de Covid-19 que ha marcado la historia que se escribe durante la tercera década de este milenio.

Se realizaron sin público, lo que puso de manifiesto la importancia y  necesidad de celebrar la convivencia humana por la magnitud de un evento de la dimensión de unos Juegos Olímpicos y sus propósitos de honrar la preparación profesional de deportistas que buscan culminar un cúmulo de sueños después de dedicar la mayor parte del día a su entrenamiento y preparación.

Se observó un entorno donde se da menos peso a la figura individual de los países por sus respectivas ideologías y se privilegió abrir un mayor espacio a la vinculación, dejando de lado los temas grises y oscuros de la humanidad en cuanto a la diferencia de género, raza, etcétera, ya que hubo una percepción más cercana a los atletas como personas, con sus posibilidades y personalidades que se manifestaron, no sólo en la contienda, sino en las premiaciones, la comunicación con sus familias a través de las pantallas y otros detalles.

Estuvimos mucho más cerca de captar esas emociones al tener que enfocar las transmisiones en todos y cada uno de ellos, ya que difícilmente se podía compensar lo que hemos visto en otras ocasiones con la presencia de turistas, público y shows complementarios para la audiencia.

Destaco lo anterior por que, aun en la dificultad que significó el posponer un año la gesta olímpica, propició que el esquema de comunicación y transmisión estuviera enmarcado en una mayor belleza al descubrir la magia del orden y la disciplina del país anfitrión, así como la cercanía con los atletas.

Hacía falta un bálsamo para aliviar un poco la tensión de una larga temporada de desasosiego por la pandemia y los múltiples daños colaterales que le han acompañado para la gran mayoría de personas del planeta.

Adicionalmente, nos enteramos por el reciente reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático  en Ginebra, Suiza, que algunos daños por el calentamiento global son ya irreversibles y sus consecuencias por  las olas de calor, sequías y cambios de ciclo de agua tendrán efectos desastrosos para la agricultura y, como suele suceder, afectarán más a las poblaciones más vulnerables. Así, en un marco difícil, también urge la mayor equidad en la distribución y aplicación de las vacunas para el Covid-19, pues ya es manifiesto que la desigualdad en el acceso a las mismas pone sobre la mesa un reto de grandes dimensiones.

Por lo anterior, entre muchas razones más, el contexto del desarrollo de los recientes Juegos Olímpicos es una buena señal y una invitación a considerar la especie humana más en las coincidencias que en las diferencias, para que entendamos que hay situaciones que sólo se pueden enfrentar y resolver con la conciencia clara de que somos una sola especie y que será indispensable actuar con el orden, la disciplina, la entrega, los propósitos y los sueños que caracterizan a los grandes atletas, si pretendemos que nuestros descendientes tengan la oportunidad de celebrar la vida y honrar la perseverancia de las mujeres y hombres que engrandecen a la humanidad misma.

Felicidades a tos los participantes en Japón, incluidos quienes viven en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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