El miércoles de la semana pasada el muro de Trump, un desvarío que lo llevó a la presidencia, se estrelló con el “muro”  de la realidad: se enteró que su administración no tenía presupuesto para ejecutar la obra.

El retraso había comenzado a generar sospechas, porque algunos amigos del muro temían que Trump estuviese experimentando uno de sus cambios radicales de rumbo. Y ninguna mejor excusa para abandonar el proyecto que la falta de fondos…

Pero los enemigos del muro siguen siendo mayoría. La semana pasada, en unas conferencias magistrales convocadas por la UNAM y el Instituto Aspen, Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de Bill Clinton, opinó que el muro es una obra “inútil y estúpida”.  ¿Cómo convencer a Trump?

En ese tema el senador Ted Cruz ya se había adelantado, sorprendió a todos la semana pasada con una iniciativa de ley titulada: “Ley para asegurar el cobro legal y ordenado de activos ocultos”, que  será conocida como Ley Chapo (Chapo Act).
 
El gobierno de EU ya había identificado los activos de El Chapo y determinado que tenían un valor de 14 mil millones de dólares. Esa elevada suma, jamás mencionada por las autoridades mexicanas, convertiría al famoso narcotraficante en copropietario del muro. Y le daría a sus abogados una importante moneda de cambio para negociar la reducción de la pena. (El Chapo ha declarado que su mayor temor es la pena de muerte).

Pues ahí lo tiene. Ahora que se conoce el monto de sus activos El Chapo  está en posición de regresar a la lista de Forbes, que ya compartió con  Trump y algunos multimillonarios mexicanos que se dijeron ofendidos por compartir la lista con un narcotraficante.

El gobierno de Trump ya comenzó la batalla por los activos de Guzmán Loera. Y los abogados de El Chapo, que pudiesen tener expectativas sobre ese dinero como honorarios profesionales, de ninguna manera van a quedarse con los brazos cruzados.

De acuerdo con la exposición de motivos de Chapo Act, los dineros serían destinados a “asegurar la frontera y terminar la construcción del muro con México”. El gobierno de Trump pretende confiscar esos activos como fruto de actividades ilegales, que incluyen lavado de dinero y homicidio.

Nota Bene: En el tema del TLCAN estamos perdiendo la partida. Junto con los canadienses nos quedamos dormidos. Permitimos que Trump, un reconocido negociador, tomara las riendas. El miércoles de la semana pasada Trump (¿quién más?) inició en Washington el rumor de que estaba a punto de firmar un decreto para terminar el TLCAN ese mismo día. Después reveló que “justo antes” de firmar la orden recibió la oportuna llamada de Peña Nieto y Trudeau para intentar disuadirlo. “Tengo debilidad por estos jóvenes mandatarios”, declaró Trump. Les impuso una condición: negociar de inmediato y “en forma justa” (Think America First). De no ser así daría la orden irreversible de terminar el tratado…

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