Parece que, como dice la frase popular, la realidad supera la ficción. Que cualquier novela de horror donde la impunidad se enseñorea, se queda corta ante lo que vemos cotidianamente en algunas áreas de nuestro Poder Judicial.

Le expongo la historia de “Laura”, que indigna y sorprende, saque usted sus conclusiones:

“Laura” es una menor de edad, de trece años. En 2009 fue rescatada de manos de su depredador, David Ramos, taxista que al momento de ser aprehendido presentó infección por sífilis. Explotaba a esta indefensa niña en la parte trasera de su vehículo.

La jueza del Juzgado 42 Penal del Distrito Federal, Julia Ortiz Leandro, le dictó sentencia de siete años 2 meses de prisión a David Ramos, en 2009. En segunda instancia, el criminal acude con la magistrada de la sexta Sala, María Esperanza Rico Macías, quien refiriéndose a esta hermosa niña, inteligente que ya estaba estudiando en un refugio, señala que no hay delito que perseguir, porque “lo corrompido no se puede corromper”, ¡y deja libre al depredador Ramos!

Un año después, este mismo taxista, David Ramos, es aprehendido cuando explotaba y sometía a “Estela”, por lo que el juez 23 del oriente lo sentencia a nueve años ocho meses de prisión. El criminal apeló y nuevamente conoció del asunto la sexta Sala penal, donde lo absuelven por segunda ocasión con el mismo argumento.

Esto deprimió severamente a “Laura”, quien se volvió a las calles abandonándose a la drogadicción. Afortunadamente, la Procuraduría General de Justicia del DF la rescató el mes pasado, aunque en estado de intoxicación.

“Laura” tiene hoy 17 años y una nueva esperanza en sí misma, en la vida, en creer que no es algo “corrompido” como lo señaló la magistrada Rico Macías.

Yo le pregunto a esos magistrados, magistradas, jueces y juezas: ¿Cuánto vale la vida de un ser humano para ustedes? ¿Aceptarían que la víctima fuera su hija, hijo, sobrina o nieta? ¿Por qué debe ser la hija o el hijo de alguien más?

Es urgente que jueces y magistrados sean capacitados, que haya recursos en cada entidad del país para combatir integralmente este delito que ha crecido por la permisividad de todos pero también por la ausencia de principios y valores.

Unámonos para combatir este crimen. Nunca es tarde para hacer lo correcto, lo que conviene socialmente y humanamente. Los invito a todos y todas. ¡Súmense hoy!

Presidente de la Comisión Unidos vs Trata

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