A las mexicanas y mexicanos: La inseguridad cibernética es un problema mundial. Lo que hasta hace algunos años eran historias de ciencia ficción, hoy son una realidad alarmante para las naciones, las empresas y las personas. La red puede llegar a ser, incluso, más insegura que las calles; los ciberataques han tomado diversas formas cada vez más sofisticadas, por lo que es importante tomar medidas contundentes, ya que las ciberguerras, el ciberterrorismo y el cibercrimen, son una amenaza real.

Las nuevas tecnologías han avanzado vertiginosamente y, a la par de éstas, los sistemas de seguridad para proteger los equipos y sistemas informáticos, debido a la amenaza que suponen para la integridad del mundo virtual, cuyas repercusiones se traducen en graves vulneraciones a los sistemas gubernamentales, financieros, comunicativos e informáticos, mediante los que se realizan prácticamente todas las transacciones financieras, administrativas y comerciales, lo que eleva la ciberseguridad a un asunto de seguridad nacional.

La rapidez y la efectividad de los hackers para dañar o robar datos institucionales y personales, representan un riesgo latente y creciente. Actualmente, el internet es una herramienta indispensable, de ahí que su acceso es un derecho humano de última generación; sin embargo, también es una poderosa arma para los terroristas y delincuentes.

Al utilizar la red, las y los mexicanos estamos expuestos a fraudes, trata de personas, suplantación de identidad, tráfico de personas, etcétera, debido a que no contamos con la información suficiente para prevenir ciberdelitos, ni con sistemas de seguridad efectivos en nuestros equipos de cómputo y dispositivos móviles, ya que éstos son costosos y existen muchos productos piratas en el mercado que no cumplen con su objetivo. Sumado a lo anterior, como consumidores corremos el riesgo de comprar mercancías de mala calidad, medicamentos falsos o contratar servicios deficientes, derivado del vacío de regulación que existe en las compras en línea.

Evidentemente, la situación se ha vuelto mucho más crítica durante la pandemia, particularmente por el confinamiento, ya que el trabajo, la educación, el comercio, los servicios de salud, las actividades sociales y culturales, se realizan de manera digital.

Si es verdad que “la historia avanza y el mundo no volverá a ser lo que fue en el pasado…” como sostuvo el presidente de China Xi Jinping al inaugurar el Foro Davos 2021, entonces tenemos grandes retos por delante.

A escala mundial el multilateralismo debe atender la inseguridad cibernética que frena el desarrollo, particularmente en los países emergentes que nos mantenemos a la zaga debido a que la inversión en este rubro es insuficiente, como lo demuestran diversos estudios.

En el 2020 la Secretaría de la Función Pública, la Condusef, el SAT, Banxico, el ISSSTE, la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, los bancos y millones de ciudadanos fuimos víctimas de ataques cibernéticos. Es mucho lo que falta por hacer en México para blindar a las instituciones tanto públicas como privadas de nuevos ciberataques, así como a las personas en general. Es urgente combatir los hackeos, la vulneración de datos personales, las extorsiones, los softwares maliciosos, las fallas e intermitencias intencionales, el robo de datos, etcétera, ya que, desafortunadamente, estamos ante un riesgo real derivado del mundo virtual.

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