El Sistema Arrecifal Mesoamericano es la segunda barrera de coral más grande del mundo. Además de su belleza, tiene una enorme importancia medioambiental. Los corales son productores de oxígeno y el arrecife permite la presencia de muchas especies de flora y fauna. Es también una barrera que protege a la costa de Quintana Roo de fenómenos meteorológicos. Sin su existencia, muchos de los huracanes que han golpeado en la zona habrían sido devastadores.

Ese sistema está en riesgo. La contaminación del agua ha generado un aumento desproporcionado de la población de algas, las cuales afectan de manera grave al coral. Para colmo, hay una nueva enfermedad que los está matando a una velocidad nunca antes vista: el llamado síndrome blanco. Los científicos aún no saben qué es lo que lo genera. No saben tampoco cómo combatirlo. Corales que requirieron de cientos de años para formarse, están muriendo en cuestión de semanas.

Por fortuna, hay quienes trabajan todos los días para proteger y recuperar al arrecife. El Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura, tiene un centro de investigación en Puerto Morelos donde se han logrado reproducir varias especies de coral. La doctora Claudia Padilla, encabeza desde ahí a un equipo que toma fragmentos de las áreas sanas y las traslada al laboratorio para que crezcan y se reproduzcan en un ambiente controlado. Luego, ese mismo equipo se encarga de sembrarlos en las colonias donde están más deteriorados. Iniciaron su investigación desde 2009. Luego de una década de experimentos han logrado generar técnicas de criopreservación y bancos de germoplasma. La misión de estos científicos es compleja y urgente. “Cuando empezamos a trabajar en esto, la tarea era proteger al arrecife; ahora lo que tenemos que hacer es rescatarlo”, me dice la doctora Padilla, para enfatizar el riesgo que corre el sistema arrecifal.

Esos corales tienen a otra aliada crucial: Maricarmen García Rivas, directora del Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos. Ella, junto con científicas, investigadoras y activistas preocupadas por la preservación del medio ambiente, mide constantemente el aumento de las enfermedades, aplica antibióticos y siembra nuevos corales.

Es inspirador ver a esas mujeres en acción. Sin embargo, es preocupante que su esfuerzo por recuperar a la barrera natural parece ser insuficiente. Mientras exista esa cantidad de materia orgánica en el agua, el arrecife estará en riesgo permanente.

HUERFANITO.— Hay algunos hoteleros comprometidos con el cuidado medioambiental. Lamentablemente son los menos. Si todos tuvieran sistemas de tratamiento de aguas con mayores estándares de calidad, estaríamos ante una realidad muy distinta. Cuesta creer que no entiendan que sin arrecife, no existirían las playas que les han sido tan redituables.

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