El contraste de la tragedia que viven México y China por la pandemia de coronavirus, marcado aquí por 140 mil decesos y un millón 600 mil contagios, y allá por un solo fallecimiento en ocho meses, refleja la cara más horrenda y descarnada; dramática y desastrosa del sistema nacional de salud, convertido en un pesado lastre para encarar la contingencia.

El desastre que recibió el presidente López Obrador como herencia maldita en rubros especialmente sensibles para la sociedad, de lo que se ha quejado amargamente, tiene su raíz en la corrupción que sin pudor practicaron gobiernos de todos los partidos durante más de ocho décadas.

Sobre la premisa de que la atención de la salud de los mexicanos es una prioridad, siempre se asignaron presupuestos millonarios a ese rubro; empero, su aplicación fue un robo permanente por parte de titulares del ramo, gobernadores y alcaldes; constructoras, farmacéuticas y coyotes, que se enriquecieron a costa del dolor humano.

La evidencia de esos atracos y/o despilfarros está en toda la geografía nacional, donde “luce” abandonada todo tipo de infraestructura hospitalaria. A ese panorama están vinculados cuantos tienen que ver con la atención médica que debería darse a la población.

En esas circunstancias, no es de extrañar que ahora la pandemia esté haciendo estragos pese a los esfuerzos sobrehumanos que lleva a cabo el heroico personal del sector salud para atenderla y contenerla.

Las dificultades para hacerlo, empero, seguirán chocando con la imposibilidad de realizar pruebas rápidas y suficientes de detección del Covid-19. Si esto no ocurre con una sola persona, comienza y se multiplica no sólo la cadena de contagios, si no la sucesión de incapacidades de respuesta al problema que frustra o limita el empeño.

El círculo del drama se nutre de que millones de personas no saben que han sido atacadas por el virus; cuando lo detectan, lo han trasmitido a muchas otras; tardíamente, buscan que les hagan una prueba, no hay dónde ni quién la realice porque no hay instrumentos ni médicos. Tampoco hay inventarios de los pocos medicamentos que han probado su eficacia para mitigar la enfermedad después de casi un año de investigación y aplicación. El cuadro se agrava irremediablemente… y sobreviene lo inevitable.

Todo, porque durante los más de 80 años de gobiernos cleptómanos, en este caso con los fondos destinados a la salud pública, pararon en el bolsillo de vulgares comerciantes de la salud que, faltando a todo principio ético y sin ninguna consideración para sus congéneres, optaron por el deshonroso lucro, antes que por el mérito de servir al prójimo.

Así, el reto que tiene enfrente el gobierno de la República es de proporciones inimaginables. Lo que dispone para atender la pandemia es insuficiente e ineficiente. Hace cuanto puede. Pero si se considera que, para rearticular, reorganizar y eficientar el podrido sistema de salud que le dejaron lo que más se necesita son recursos, el cuadro se complica.

El costo final a pagar, será muy alto en pérdida de vidas. Pero una valiosa lección más que ha de sacarse de la pandemia, es que deben superarse las taras del sistema de salud que tanto lastiman a la ciudadanía, y evitar que cuentas bancarias se sigan abultando de dinero inmoral… mientras miles lloran a sus muertos.

SOTTO VOCE…

Por su excelente desempeño, lo que le ha valido ser el gobernador mejor evaluado durante casi todo su sexenio, Quirino Ordaz será el factótum del triunfo del PRI en la elección de su sucesor en Sinaloa… Con visión, sensibilidad y audacia, el partido Fuerza Social por México, que encabeza Gerardo Islas, se apresta a dar la batalla en las urnas para posicionarse entre los más importantes... Con prudencia y firmeza, Raúl Morón, candidato de Morena al gobierno de Michoacán, se declara listo para la difícil batalla que tiene enfrente.

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