La franquicia ha perdido seducción frente al inversionista y no viene mal reconocerlo, por el contrario, exige a sus protagonistas, marcas, consultores y organismos, acelerar ese paso renovador y dejar de entretenerse en “cuentas alegres”, promesas desaforadas y componendas que solo llevan al bien personal.

Contemos, era el inicio de los noventas cuando este modelo de negocio se ponía a consideración del inversionista mexicano, reconocida su figura jurídica, a la par, comenzaba la transición tecnológica, una modernidad que a la fecha alcanzó lo que parecía en ese momento, film de ficción. Es decir, la franquicia con 31 años ha visto el anhelo emprendedor por lo menos, de un par de generaciones. Está tocando a su puerta el nuevo diagrama del inversionista, el que dibuja un accionar creativo, inquieto, cero complaciente, y entonces aquí el dilema, ¿la franquicia está lista para recibirle?

Sumemos además las habilidades en tecnología, que hoy alcanza el franquiciatario, quien detectará cualquier simulación de una marca en este terreno. De las mil 800 firmas que se asegura ya componen este mercado de franquicias en México, ¿cuántas realmente invierten en procesos sistemas o equipos con tecnología de punta? ¿qué porcentaje de recursos ya invierten en su trasformación tecnológica?

Muchos presumen esa cantidad enorme de marcas pero volverá el equilibrio y con ello, la desaparición, extinción, ¡por favor! de seudo franquicias y la maduración de la industria con firmas que muestren expansión robusta, multiunidades, y aquí clave nodal será la tecnología.

Ese deberá ser el aspecto demandante del inversionista ahora que visite las expos de Monterrey y Guadalajara. ¿Y quiere qué le diga el números de marcas que corresponderán a este nuevo diagrama del emprendedor? ¡Cuento con los dedos! Siguen pensando que con poquito se sorprende, que basta su creatividad, colores y diseños para un visitante a modo, complaciente y pasivo frente a cuestionamientos de procesos, porque aunque no lo crea, para muchas franquicias es ese el franquiciatario ideal, su favorito.

A finales de la década de los ochentas cuando las marcas americanas aparecían en la oferta nacional, comenzó esa seducción por lograr invertir en una de ellas, vinieron las franquicias mexicanas, las que hoy son ícono, y no solo por su historia, sino porque se han mantenido en el mercado o abrieron paso a tanta innovación que el marcador, es decir, porcentaje entre firmas extranjeras y nacionales se superó por las nuestras. Lo que ha venido después, es un  creciente y reprobable copy page, una incubación al vapor, franquicias “patito” y el descrédito que hoy afecta a la industria, y sino, revisemos esta magra marea en los últimos años.

Lo que puede salvar esto, es una marca que la confianza en ella sea tal, que lo dijo un empresario, “me pueda sentar en el comedor de mi casa a comer con mi franquiciatario” y que la franquicia acepte que se requiere de un emprendedor pro activo, con mira innovadora y que para la misma firma pudiera ser aleccionadora.

De salida, Mr Elote esta franquicia poblana y veracruzana, anuncia su salida a Europa; la emblemática Raspados Jalisco, estrena casa en el centro de Guadalajara, Costanzo, marca potosina de tradición, logra co-branding con Oxxo para lanzar sus bebidas con su auténtico chocolate. Y Burger Boy, ¿la recuerda en los setentas y ochentas? vende su marca. Grupo Inverpoint, expertos en la compra-venta de empresas, dicen que no es una salida que deba verse como una derrota sino más bien, como la posibilidad de seguir con una experiencia significativa y a este tipo de operaciones debemos acostumbrarnos.

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