El domingo se realizaron elecciones en los estados de Hidalgo y Coahuila.

En Hidalgo se renovaron 84 ayuntamientos, los partidos que participaron fueron PAN, PRI, PRD, PVEM, PT, Movimiento Ciudadano, Morena, Podemos, Más por Hidalgo, Nueva Alianza Hidalgo y Encuentro Social. En Coahuila se votó por el Congreso local, contendieron PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, Morena, Democrático de Coahuila, Unidos, Partido de la Revolución Coahuilense y Emiliano Zapata la Tierra y su Producto.

La participación ciudadana no superó 50% del electorado en ambas entidades. En Coahuila fue de 39.38%, mientras en Hidalgo fue de 48.96%. Fue una participación muy baja que comprueba el descrédito de los partidos y la desaprobación del gobierno federal.

Algunas cifras en Coahuila nos indican la posible pérdida de registro para algunos partidos: PRD con 13,140 votos (1.55%), MC con 11,410 votos (1.35%), PT con 16,223 votos (1.92%), PVEM con 24,978 votos (2.96%). Lo que nos indica que una parte de los electores que apoyaron a Morena en 2018 ahora se abstuvo de votar, es decir, tampoco votaron por otra opción.

Este escenario nos lleva a reflexionar que la tarea no está concluida, los resultados se deben analizar con objetividad y humildad. La sociedad se manifestó y estamos obligados a entender y atender su expresión. El análisis de las causas y de los responsables debe ser del tamaño del fracaso electoral, solo así podremos ofrecer partidos que tomen como suyas las causas de la ciudadanía.

En nuestro estado es evidente que ningún partido puede ganar solo. La sociedad queretana está conformada por una diversidad y gran parte está inconforme. No se identifican mayoritariamente con un partido, podríamos decir que con ninguno, lo que hace inminente la necesidad de acuerdos entre la sociedad y los partidos que son los que presentarán candidaturas.

El momento es preciso para trabajar la dupla sociedad y partidos políticos. Construir una agenda con el objetivo de salvar a Querétaro. Integrar una colectividad que se ponga de acuerdo, una amplia participación en diferentes aspectos de la vida política aumenta la legitimación del sistema y establece condiciones y espacios para una mayor inclusión en la toma de decisiones de la población respecto de actividades y asuntos que le conciernen y que son determinantes en su vida y desarrollo.

Los partidos políticos no deben perder de vista la necesidad de generar procesos de construcción ciudadana con énfasis en una dimensión que dé pauta a la reconfiguración de prácticas y de expectativas que operen como activador de una participación de la población más incluyente.

La sociedad está movilizándose, se manifestó en las elecciones del domingo, lo que implica que se involucra en la vida política, está mandando un mensaje: que se trabaje en una agenda legislativa y de gobierno con políticas públicas y proyectos que beneficien a todas y todos los mexicanos.

La visualización de nuevas formas de participación de la población requieren la inclusión de todos los actores en el campo sociopolítico, esta inclusión significa proponer, debatir y decidir, sobre asuntos que nos involucran a todos y todas.

Los partidos deben tener la capacidad de cohesionar las inconformidades entre el gobierno federal y la ciudadanía, y en esa medida podrán ser competitivos y tendrán la oportunidad de ganar las próximas elecciones.

Es posible esta dinámica de integración de diversos partidos políticos y la sociedad. Es la mejor vía para lograr el cambio que se busca para nuestro país: la construcción de una nueva mayoría en torno a las instituciones.

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