El día de ayer en la mayoría de los medios nacionales se resaltó la información vertida por el presidente Enrique Peña Nieto para anunciar que México se une a las operaciones de paz de la Organización de la Naciones Unidas en acciones de índole humanitaria y que de manera gradual podrá participar con personal militar o de la misma manera personas civiles.

México de manera histórica ha participado en al menos tres operaciones de paz en el mundo, una fue por los años 50 en las guerra de los Balcanes donde solo se participó con observadores militares, también se involucró en el conflicto de Cachemira —entre India y Pakistán— y la más reciente participación se dio en la guerra civil de El Salvador, en 1993, con 120 policías de apoyo.

México cuenta con tres documentos como fundamento para justificar esta decisión, una es la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 89 fracción X, que le da la posibilidad de cooperar en el ámbito internacional en la lucha por la paz y la seguridad internacional; el otro es la propia carta de la las Naciones Unidas y por el último el Plan Nacional de Desarrollo de la actual administración.

En su participación en la Asamblea número 69 de la Organización de las Naciones Unidas, Enrique Peña Nieto expresó el sentido humanitario de México y la necesidad de cumplir con los mandatos del Consejo de Seguridad de la ONU; sin embargo, a esta iniciativa me surgen dos preguntas que a continuación planteo en las siguientes líneas.

Los países en conflictos tienen como premisa principal el atacar a su principal oponente o parte en conflicto; sin embargo, también los llamados “aliados” sean o no parte de la controversia principal, reciben el impacto de su poca o mucha intervención. ¿Hasta qué punto el intervenir en conflictos de otras latitutudes nos hará vulnerables como país, cuando en México no tenemos resuelto el problema de paz interior?

¿De la misma manera la participación de ingenieros, médicos, enfermeras, observadores políticos y militares y especialistas en derechos humanos en estas operaciones de paz, no son elementos valiosos que podemos aprovechar en un México colapsado por la violencia?

Yo creo que no está mal ayudar a los demás en sus conflictos, sin embargo, sí creo que para ayudar a los demás primero debemos analizar y resolver lo que tenemos en casa para no caer en contradicciones ideológicas; busquemos primero poner la casa en orden para no encuadrar en el refrán popular “en la casa del herrero azadón de palo”.

Director general ArtMol Consultores y Servicios

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