La mayoría de los niños y niñas en algún momento de su vida quieren ser maestros, porque este personaje se convierte en la segunda figura más importante para él. 
A mí me pasó lo mismo. Admiraba profundamente a mi maestra Tere y creo que fue quien me inspiró a que, sin ser mi profesión, me convirtiera en educadora por pasión. La recuerdo tan bien; era bonita por dentro y por fuera, jamás perdía los estribos pese a que el alumnado del salón rebasaba las cuatro decenas. Caminaba lento y hablaba pausado y con voz baja como en secreto. Vestía siempre pulcra y con algo de elegancia, siempre sonreía, con una sonrisa que nos daba paz aún en época de examen.

Tenía una paciencia a prueba de cualquier chamaco por distraído e inquieto que fuera. Repetía la lección cuantas veces fuera necesario, reconocía animosa hasta el más sencillo avance que tuviéramos en nuestro aprendizaje.

Llevaba siempre comida que terminaba repartiendo entre los pequeños que intuía llegaban a la escuela con el estómago vacío. Se le notaba a leguas que amaba su profesión.

Por todo esto la maestra Tere era la más querida de la escuela.

Y efectivamente ser maestro no es sencillo. Es maestro de corazón, aquel que comparte con amor su conocimiento, que sabe escuchar, que tiene esa sensibilidad de observar a su discípulo no sólo como uno más, sino desde lo profundo de sus sentimientos y respetarlos. 
Ser maestro o maestra es aquel que inspira, que motiva, que habla fuerte cuando es necesario hacerlo, que provoca el amor al conocimiento y al descubrimiento del mundo que nos rodea.

Es sonreír, acompañar, entender sus limitaciones y trabajar en ellas, es saberse humano y agradecer también el aprendizaje que cada alumno le deja.

Gracias maestros, por descubrir y reconocer el talento de cada uno de los niños y niñas que ansiosos se sientan frente a ti para esperar respuestas, ávidos de ilusión y curiosidad.

Agradécete y ama tu profesión, comparte con alegría y amor tu conocimiento, inspírate cada mañana y siéntete como un alfarero que da forma y vida, con paciencia y dedicación.

Valídate como pieza importante en la formación de seres humanos, hombres de bien, que si bien no son tus hijos… Te llevaran siempre en el corazón... Gracias, maestros y maestras del mundo.

Gracias por darte el tiempo de leer mi columna. Sigo al pendiente de tus comentarios y sugerencias, ¿qué tema te gustaría que abordara? Exprésate, para mí, es un placer compartir contigo… Linda vida.

(Puedes enviar un WhatsApp al 9982412230, dejar tu comentario en mi página de Facebook “Aprendiendo a Vivir” o “Gloria Villalobos” o en la página de EL UNIVERSAL.

Frase de la semana:

“Un buen maestro sabe que  en todo ser humano hay grandeza” Mario Alonso Puig

Libros recomendados:

—¿Cómo aprende el cerebro?, de Sara Jayne. 
—El poder del Ahora, de Eckhart Tolle.
—Cuentos para pensar, de Jorge Bucay.

*Gloria Villalobos Corral,

Terapeuta de Psicología Clínica y Programación Neurolingüistica 
gloriavillalobos_3@hotmail.com

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