Cuando estábamos por revelar los videos del hermano del presidente López Obrador recibiendo paquetes de dinero en efectivo, dediqué un rato a pensar en cómo reaccionaría el primer mandatario mexicano. Cuál podría ser la contestación de un hombre que ha construido su carrera política a base de decir que él no es corrupto. Qué movimiento político podría realizar tras ver a su hermano Pío recibiendo dinero ilegal, diciendo que era para la campaña presidencial del 2018 y que Andrés Manuel sabía todo.

Deduje que los videos de Pío le ofrecían al presidente la enorme oportunidad de demostrar que su lucha contra la corrupción era real y legítima. Sacudirse las sospechas de que se concentra mucho en atacar a los corruptos del pasado y deja en la impunidad a los corruptos del presente. Los escándalos que se han acumulado en su sexenio, las sospechas sobre financiamiento ilegal a su propia campaña, podrían lavarse si Andrés Manuel era implacable con Pío.

Imaginé entonces que a la mañana siguiente a la divulgación de los videos de su hermano recibiendo dinero, el presidente López Obrador –en uno de esos gestos histriónicos que tanto le gustan– caminaría hasta la Fiscalía General de la República seguido de todos los reporteros que cubren sus actividades diariamente. Que llegaría hasta ahí para presentar una denuncia en contra de su hermano y exigir al fiscal Gertz Manero –que ha resultado muy eficaz para seguir las sugerencias del presidente– que citara de inmediato a Pío López Obrador y a quien hasta ese momento era un funcionario estrella del gobierno federal, David León, protagonista también de los videos. Y al día siguiente, los dos rindiendo su declaración.

Era una manera de sacudirse el lodo. Pero nada de esto sucedió. El presidente optó por permitir que el lodo del pantano manchara su plumaje… otra vez.

El jueves 20 de agosto revelamos en Latinus los videos de Pío López Obrador y David León con los paquetes de dinero. El viernes 21 en la mañanera el presidente justificó y exoneró a su hermano. Dijo que el efectivo era fruto de “aportaciones del pueblo al movimiento” (la frase sigue siendo fuente de inspiración para las más ácidas burlas) y prometió que para transparentar todo, se presentarían a declarar ante la Fiscalía los involucrados.

Ayer se cumplieron 40 días de esa promesa. La cuarentena de Pío. No ha sucedido tal declaración. De hecho, Pío López Obrador no ha emitido sonido alguno sobre el escandaloso asunto. No necesita. Su hermano lo protege. Impunidad garantizada.

¿Será que una mujer que se convirtió en alta funcionaria financiera del gobierno federal es protagonista estelar de otro de los videos de la misma saga?

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