—Hijo, por favor anota este número de celular: 442 50 70 55 1. Ahí vamos a tramitar un amparo contra el alza al costo del transporte público. Se va a pagar en dos partes, primero $30.00 al ingresar el trámite, y otros $30.00 cuando nos entreguen el amparo. Con ese papelito vamos a seguir pagando $8.00 por viaje. 

—Ya lo anoté, Abuelito.

—¿Te acuerdas que el año pasado te comentaba que le habían subido el precio al transporte urbano casi un 40%? ¿Y que la gente no había recibido ni un 1% de aumento en su salario en ese momento? Pues no fui el único en resentirlo y enojarme por este abuso de poder. 

—Pero hay dos precios en las rutas: uno de $11.00 para el público en general, y uno de $4.00 para personas de la tercera edad, estudiantes y personas con discapacidad. ¡Como si hubiera muchos camiones con adecuaciones especiales para ellos! 

—Pero, entonces, el transbordo, ahora sí seguramente va a ser gratis.

—El transbordo sube de $4.00 a $5.50, con esto vamos a ser uno de los seis estados con el transporte más caro de toda la República Mexicana. ¡Y luego hay que tramitar todo esto en línea, a través de Internet! Se nota que los que hicieron este abuso no tienen ni idea de que quiénes tienen más necesidad de este ahorro, ¡no tienen acceso al internet, ni lo saben usar!

—¡Y luego esos camiones! ¡Todos sucios, ruidosos, contaminantes, que se tardan una vida en llegar! Y cuando llegan, los choferes traen su musicota de regaetón, banda o corridos, ¡a todo volumen! Y muchos andan ¡todos cochinotes! Sin bañarse, con la ropa bien sucia, y algunos hasta en playeritas sin mangas. Mientras, claro, en el cielo vemos a los ricos, en sus taxis aéreos, ¿no?, porque ya en la tierra no hay manera de moverse.

—Bueno, ahora no solo las parejas del mismo sexo tendrán que pagar un amparo para poder casarse, porque si seguimos así, estamos abriendo las puertas para que al rato estemos pagando por amparos hasta para ir al cine que nosotros elijamos y no al que nos quieran obligar a ir. 

—O sea, ¿cómo? ¿Va a haber un cine para pobres, donde se van a presentar los churros mexicanos y otro cine para ricos, donde se van a proyectar las películas de reciente estreno en el mundo entero?

—Igual que las interrupciones de los embarazos. O, ¿tú crees que las muchachas ricas no abortan? ¡Claro que sí! Pero lo hacen lejos de aquí, por lo menos en la Ciudad de México. O la nueva catedral. ¿Crees que todo el mundo va a poder ir hasta allá? ¡No! Solamente van a ir los ricos que tienen automóvil propio.

—Y entonces vamos a estar tramitando amparos en apoyo a las interrupciones legales de los embarazos, amparos para asistir a ver películas de estreno, y ¡amparos para poder ingresar a la nueva catedral!

—Es una visión muy fatalista de Querétaro, ¡estás haciendo drama, Abuelito!

—A no ser por las acciones que las organizaciones de la sociedad civil ha promovido, como por ejemplo esto de los amparos, dentro de muy poquito tiempo los pobres tendremos que abandonar la ciudad de Querétaro.

—Eso se oye terrible, Abuelito. Pero, por si las moscas, pues vamos a hablar a ese teléfono para que nos digan qué es lo que tenemos que hacer. A la gente que usa mucho los camiones, si le va a servir, porque en 20 viajes, 10 de ida y 10 de venida, ¡en una semana ya sacan lo del costo del amparo!, y de ahí en adelante, todo es ganancia.

—Ganancia no, será un pequeño ahorro para pagar otros artículos de primera necesidad, que al subir el precio del transporte, de manera automática van a subir. ¡Las tortillas ya subieron!

—¡Y eso que aún no se recibe el nuevo salario mínimo! ¡Vamos a llamar para ampararnos!

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