Vivimos ya el último tercio de este año consecutivamente atípico ante la magnitud de la pandemia que poco a poco, para desgracia nuestra, se va acomodando en esta realidad distinta que transformó de golpe a la humanidad entera durante estos casi ya dos años. Será necesario acostumbrarnos a cuidarnos y mantener las acciones preventivas como una sana costumbre para evitar el contagio de este virus que, pareciera ser, llegó para quedarse.

El uso de la tecnología para llevar a cabo un gran número de actividades que antes se realizaban de manera tradicional, se ha dado a una velocidad vertiginosa. Como fotógrafo que soy, recuerdo el cambio que hubo de la fotografía análoga a la digital. En un tiempo muy breve, la segunda desplazó a la primera de manera contundente y hoy la primera, aunque hermosa, definitivamente es antigua y cada vez menos utilizada. Así está sucediendo con este efecto catalizador sobre el comercio tradicional, que sin dejar de estar presente, poco a poco irá siendo desplazado por el comercio electrónico.

Reza algún dicho popular que “chango viejo no aprende maromas nuevas”, y a pesar de encerrar una gran parte de verdad, hoy día, quienes pertenecemos a generaciones del siglo XX, estamos obligados a aprender el uso de las herramientas tecnológicas sobre este trascendente tema si deseamos tener alguna actividad económica que mantenga tanto la competitividad para reducir gastos y costos como la rentabilidad necesaria.

Definitivamente, a pesar de los cambios, hay ciertas características que siguen aplicando como antaño en los negocios personales o familiares. Tal es el caso del tiempo de prueba, esto es que si el negocio continúa vivo después de dos años, incrementa de manera importante la probabilidad de crecer y sobrevivir con el paso del tiempo. Seguramente ello se debe a que todo negocio nuevo tiene siempre lo que llamamos su curva de aprendizaje, y es importante superarla con el conocimiento de lo que ocurre y con el mejor manejo de la información para que las decisiones sean acertadas. Sin embargo, cuando hablamos del comercio electrónico, nos enfrentamos a una enorme cantidad de cosas novedosas que nos exigen multiplicar el conocimiento para evitar desastres, inclusive antes de iniciar. La estructura del negocio, el manejo de producto, la logística, la mercadotecnia, etcétera, están ahora condicionadas al aprendizaje y uso de las referidas herramientas tecnológicas para que puedan operar.

Al respecto, como un mero ejemplo, me ha resultado toda una gran aventura el capacitarme y aprender sobre cómo crear e instrumentar, desde cero, la operación de una página web para ventas, y me ha parecido, en cierta medida de comparación, tan reconfortante como intentar respirar debajo del agua con un tanque de oxígeno que aún desconozco. Estoy seguro que para los jóvenes esto resulta hoy tan simple y sencillo. Pare ellos es complicado explicarse y entender cómo era el mundo antes del internet. Por lo pronto, en verdad deseo lograr los resultados esperados, que mi curva de aprendizaje sea más corta de lo que espero y que continúe esta maravillosa aventura de la modernidad conectada con el mundo, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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