A lo largo de más de tres años, incluyendo la primer versión de este ejercicio estratégico desarrollado solo por diez instituciones universitarias del subsistema de universidades tecnológicas y politécnicas en la segunda mitad de 2019, se desarrolló un ejercicio de gestión, análisis, introspectiva y prospectiva, que un grupo de más de 80 ejecutivos universitarios y expertos técnicos de 31 instituciones de educación superior con oferta educativa aeronáutica o espacial, de 15 entidades federativas, articuló de manera sumamente comprometida.

El ejercicio consistió, de manera resumida, en analizar el estado actual y futuro de los sectores aeronáutico y espacial nacional e internacional en cuanto a sus tendencias tecnológicas y sus necesidades de formación en el tiempo, y contrastarlo con el estado actual y futuro, en cuanto a capacidades y especificidad, para atender las demandas de formación y servicios que estas industrias demandarán hacia el final de la presente década.

Los resultados son tanto reveladores como de amplio aliento. Por un lado, pueden observarse tendencias respecto a la vocación manufacturera que sigue consolidándose en nuestro país, lo que abre la oportunidad natural de reorientar los esfuerzos en política pública tanto para atraer negocios asociados a los servicios de ingeniería, como al diseño y concepción tanto de productos como de procesos. Las tendencias tecnológicas, por su parte, orientan el trabajo que la triple hélice debería considerar respecto a ciencia de datos, materiales inteligentes o mejora en procesos de manufactura, por solo mencionar algunas de las más de 70 tendencias tecnológicas que se clasificaron por subindustria (manufactura, MRO, servicios de ingeniería y operaciones aéreas, las más representativas).

Respecto de la condición y capacidades con que 41 Instituciones de Educación Superior (IES) identificadas en nuestro país, un 70% de ellas ubicadas en las regiones centro y noreste de nuestro territorio nacional, que atienden al sector, los expertos técnicos coincidieron en integrar un listado mínimo de capacidades tanto para atender formaciones aeronáuticas como espaciales y se observó que sólo el 16% de todas estas cuentan con la infraestructura mínima para desarrollar competencias para el sector, y el grueso de las necesidades de infraestructura deberá concentrarse en las Tecnologías de Información (TIs). Es importante resaltar que un 40% de la oferta educativa de estas instituciones se concentra en programas de ingeniería y un 21% en programas de Técnico Superior Universitario, dejando un 31% para programas de posgrado. A todo esto, conviene resaltar que esta primera versión nacional de la agenda no ha incluido a las instituciones de educación media superior que forman a técnicos, que principalmente se ubican en las posiciones operativas asociadas a la manufactura y al mantenimiento -las siguientes versiones de la agenda deberán incluirlas-.

La agenda integra finalmente esa serie de proyectos y estrategias, producto del contraste entre el sector y las instituciones, que buscan orientar el rumbo de las IES y de sus partes interesadas (industria y gobierno principalmente) para evolucionar y desarrollar capacidades que permitan atender con mayor pertinencia a la industria y provocar un mayor y más acelerado crecimiento de estos sectores en nuestro país.

La apuesta ha sido grande, los datos están ahí, corresponderá al Consejo Mexicano de Educación Aeroespacial A.C. (COMEA), transformar a la agenda en un instrumento vivo, en una plataforma que alimente las aspiraciones que cada uno de los miembros de la triple hélice quiera consolidar. Los que hemos trabajado en su construcción nos sentimos orgullosos y sin importar nuestra posición o rol actuales, más comprometidos, para volar más alto, para alcanzar las estrellas y, por qué no, llegar aún más lejos.

@Jorge_GVR

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