La democracia se está viendo afectada en diferentes partes del mundo. Es una tendencia grave que se ha registrado en este siglo. Max Fisher llegó a esta conclusión con base en datos del instituto sueco V-Dem, que monitorea la “salud democrática”.

Varieties of Democracy (V-Dem), proporciona un conjunto de datos multidimensional y desagregado que refleja la complejidad del concepto de democracia como un sistema de gobierno que va más allá de la simple presencia de elecciones. El proyecto distingue cinco principios de alto nivel de la democracia: electoral, liberal, participativa, deliberativa e igualitaria, y recopila datos para conceptualizar y medir estos principios.

Max Fisher señala que la democracia está en riesgo en casi todo el mundo, Según un estudio reciente, ahora hay más democracias que decaen que en cualquier otro momento del último siglo. Hay otras democracias en conflicto e incluso hay algunas que están muy cerca de la autocracia. Esta tendencia, que lleva más de una década, va en aumento.

El retroceso es, en parte, resultado de liderazgos populistas, polarización electoral y extremismo político. Estos factores, aunados al deterioro económico que ha empujado a millones de personas a la pobreza, y a la abundancia de desinformación, crean un escenario político muy volátil.

Esa “abundancia de desinformación” está pasando en México, las conferencias matutinas del Presidente de la República se han convertido en el imperio de los “otros datos”. El mandatario aseguró que las mañaneras serían una herramienta de transparencia pero, desde el día uno de su gobierno, resultaron un instrumento de propaganda y desinformación: 67 mil falsedades, inexactitudes y mentiras. Luis Estrada, director del centro de análisis SPIN, ha llevado la cuenta día a día de las suposiciones del Ejecutivo Federal en la primera mitad de su gestión. Ha enumerado y analizado “las obsesiones, la ligereza con la que habla, el filo de sus acusaciones y los engaños que ha elegido difundir López Obrador”.

Desde el inicio, el Presidente se comprometió a que las conferencias de prensa serían un ejercicio que garantizaría el derecho a la información, y un instrumento de transparencia y rendición de cuentas de su gobierno. Pero su dinámica es: ante preguntas de temas difíciles, evadir contestar de forma directa y más bien reorientar las respuestas hacia otros temas que, sin estar conectados necesariamente, le permitan presentar con amplitud argumentos que no son comprobables.

El Presidente dice, al igual que otros presidentes populistas, que las conferencias de prensa diarias son una “garantía al derecho de información”, que establecen un “diálogo circular” con los medios de comunicación. En acciones contradictorias, ha usado estas conferencias para atacar a los medios de comunicación y a sus “adversarios”, reales o imaginarios.

Desde el inicio el gobierno federal no ha cumplido la expectativa de brindar información a la ciudadanía a través de los medios de comunicación. Las referidas conferencias duran más cada vez porque el Presidente habla más tiempo, no porque conteste más preguntas o porque detalle más información. De hecho, para alejarse de la respuesta a temas concretos, ha escogido frecuentemente cambiar el tema, al evocar referencias históricas o afirmaciones que no se pueden probar, y posponer las respuestas al encargar a funcionarios de su gobierno que den seguimiento al tema.
En realidad, las conferencias son un espacio para la propaganda, donde se destacan anécdotas personales, que solamente el presidente conoce y puede verificar; donde reinterpreta anécdotas históricas a favor de sus argumentos, y expone cifras sin verificar. Tampoco han resuelto las crisis que se le han presentado, no han sido capaz de mostrar empatía con las víctimas y sus familiares.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. @Chucho_RH

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