La tragedia del estadio Corregidora continúa generando indignación y dudas relacionadas con las acciones que tanto la Fiscalía del estado de Querétaro, como el gobernador y su gabinete han tomado después de que el mundo entero se estremeciera con uno de los momentos más violentos en la historia del futbol mexicano.

Por un lado hemos visto a Mauricio Kuri recorrer diferentes medios de comunicación repitiendo una y otra vez el guión donde asegura que el clima que impera en Querétaro es el de la tranquilidad; por otro,  las redes sociales se han convertido en el espacio más cómodo para compartir información oficial y para rematar la comparecencia de los titulares de Protección Civil y Seguridad Ciudadana, mismos que no tienen la más mínima intención de renunciar, es claro que dicho acto fue una simulación.

La otra cara de la moneda es el tormento que está viviendo Cuauhtémoc “N” y su familia; “Cuau” fue detenido hace más de una semana en su domicilio, con su hija, abuela, hermano, madre y esposa presentes, mismas que fueron violentados por la autoridad mientras atestiguaban la golpiza y sometimiento que su familiar sufría a manos de los agentes que irrumpieron de manera violenta y haciendo uso desmedido de la fuerza. El relato de diferentes testigos de la detención, asegura que los oficiales les apuntaron con una pistola.

Acorde al testimonio de los testigos de este abuso de autoridad, los oficiales le decían al hoy detenido que contaban con pruebas de que había participado en la barbarie vivida el 5 de marzo pasado durante el encuentro Gallos Blancos VS. Atlas; sin embargo, Cuauhtémoc se encontraba trabajando de mesero en un evento social, tal,  como lo hace cada ocho días, por lo que es imposible que se le pueda incriminar por los actos delictivos que más de uno de nosotros observó en el contenido compartido vía redes sociales.

Me queda claro y como parte de una percepción personal, la autoridad se encontró en un dilema cuando corroboró que el detenido en la colonia Lindavista se encontraba a kilómetros de distancia del conflicto, por lo que buscaron justificar su detención bajo el argumento de que había realizado apología del delito a través de redes sociales.

La pregunta para el gobernador Kuri y las autoridades involucradas es sobre el criterio que aplicaron para detener a Cuauhtémoc y no a Hernán Cristante, Director Técnico del Club Querétaro que ante la barbarie que se vivía en la cancha del Corregidora, le dijo a unos aficionados enardecidos que “afuera los reventaban” (refiriéndose a la afición del Club Atlas) ¿acaso estas palabras que se encuentran inmortalizadas en video, no clasifican como apología del delito? La realidad es que “Cuachis” como le dice su madre, está preso de manera injusta, consecuencia de la incapacidad de la autoridad para brindar resultados, es claro que pesa más la urgencia de simular una rendición de cuentas, que realmente aplicar todo el peso de la ley a los culpables de un suceso que aún se encuentra rodeado de incógnitas e inconsistencias.

¡Libertad para Cuauhtémoc!

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