El 29 de junio de 2010, Julio César Hernández Ballinas se presentó ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, en la que laboraba como agente investigador, a rendir su declaración sobre la muerte de su esposa. En ella señaló que había encontrado a Mariana, su pareja, colgada de una armella con el cordón de un cortinero. Así inicia la lucha de Irinea Buendía en la búsqueda de justicia para su hija. Y tendrían que pasar casi 13 años para lograr una sentencia condenatoria de 70 años de prisión en contra de Julio César.

El camino recorrido por Irinea para lograr el castigo del feminicida de su hija ha estado plagado de obstáculos. Desde el momento en que conoció de la muerte de Mariana, Irinea exigió a las autoridades mexiquenses que el caso fuera investigado como un feminicidio, debido a la grave violencia que su hija había sufrido a manos de su esposo. Sin embargo y a pesar de múltiples irregularidades en la investigación, la Procuraduría del Estado de México cerró el caso declarando formalmente el suicidio de Mariana.

Con apoyo de activistas de diversas organizaciones sociales, Irinea buscó el amparo de la justicia federal para exigir a la autoridad mexiquense la reapertura de la carpeta y que la investigación se realizara en apego a los estándares internacionales.

El amparo en revisión 554/2013, promovido por Irinea, fue atraído por la SCJN. La sentencia emitida por la Corte el 25 de marzo de 2015, hoy sienta las bases para la investigación de todas las muertes violentas de mujeres. En su pronunciamiento, la Primera Sala ordenó realizar todas las diligencias necesarias para investigar la muerte de Mariana Lima Buendía con perspectiva de género y sancionar a los responsables de las irregularidades ocurridas en la investigación del caso.

La sentencia de la Corte, lleva el nombre de Mariana y su madre como una forma de reparar el daño causado por la negligencia institucional. El caso Mariana Lima plasma en la jurisprudencia la obligación de las autoridades de “prevenir, investigar y, en su caso, sancionar la violencia contra las mujeres, así como garantizar el acceso a mecanismo judiciales y administrativos adecuados y efectivos para combatir las violaciones a derechos humanos de las mujeres y de no discriminación”.

Pasaron 13 años desde aquella mañana fatal de junio de 2010 y 8 desde la sentencia emitida por la SCJN para que el asesino de Mariana fuera sentenciado. Y si bien 70 años parecen mucho, la verdad es que para las madres de las víctimas nada elimina el dolor y ni repara los daños que la muerte violenta de sus hijas trae a sus vidas.

El caso Mariana Lima Buendía transformó el derecho mexicano y es hoy un símbolo vivo de la lucha de miles de mujeres que buscan justicia para sus hijas.

Este año, Irinea Buendía planea visitar todo el país para reunirse con autoridades, activistas y madres que, como ella, han sufrido en carne propia el feminicidio de sus hijas a manos de sus parejas.

Titular de Aliadas Incidencia
 Estratégica e integrante de la
 Red Nacional de Alertistas
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 FB: maricruz.ocampo

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