A un paciente lo mismo le practican una intervención quirúrgica que le curan un ‘mal de ojo’. Igual traen a la vida a un niño por los procedimientos alópatas, que una partera guía el alumbramiento de la nueva criatura. Coexisten bajo el mismo techo chamanes y médicos, parteras tradicionales y ginecobstetras. Lo importante es la sanación, sea bajo los métodos ancestrales de los indígenas o con la atención clínica de la medicina alópata moderna. No hay prejuicios ni celos. La salud es lo primero.
En el recién inaugurado Centro de Salud en Amealco de Bonfil, las instalaciones contemplan una sala de expulsión y en otro cubículo un petate o un colchón en el piso. Hay igual un quirófano que un temazcal. El paciente tiene dos opciones y decide.
Existe un coordinador de medicina alópata y un coordinador del área de medicina tradicional, Jorge Chávez, quien comentó que a cuatro días de abierto el centro, su sección atendió a 80 personas.
Esto es, los pobladores indígenas de Amealco terminarán prefiriendo la atención que ha curado a sus ancestros. Pero ahí está un centro de salud en el que se invirtieron 74 millones de pesos para ofrecer servicios de curación con ambos sistemas: se alternarán urgencias, hospitalización, cirugía, laboratorio, especialidades médicas y medicina tradicional.
Testigo de esta original coexistencia fue la Secretaria de Salud del gobierno Federal, Dra. Mercedes Juan, quien al principio no daba crédito y terminó no sólo convencida de las ventajas del servicio sino tomando nota del modelo que puede reproducirse en comunidades en donde los usos y costumbres son poderosos e influyen en la comunidad como valores universales, fundamentados en una interpretación del mundo, en donde la salud juega un papel esencial desde la era prehispánica.
Para una especialista como ella ha sido fácil entender que la medicina tradicional ha incorporado elementos provenientes de otras medicinas, como la antigua española, la africana y, en menor medida, por la interacción de la propia medicina occidental convencional.
En los últimos años, las enfermedades y las formas de atenderlas se han diversificado. Nuevos males se presentan en la sociedad actual, no se diga cepas extrañas de virus y bacterias de procedencia ignota. Retos a la salud pública que los gobiernos tienen que enfrentar. Al mismo tiempo, aparecen métodos de sanación variados y eficaces: los imanes, la acupuntura (que se remonta a una tradición oriental milenaria), la homeopatía (que muchas veces ha competido con la alopatía especialmente en enfermedades crónicas, de origen nervioso), los métodos alternativos naturistas (cataplasmas de barro virgen en las zonas afectadas del cuerpo) y una alimentación vegetariana que rechaza nutrientes de origen animal.
Pero volvamos a esta experiencia maravillosa: la inusual convivencia de dos formas de atender las enfermedades, tomando en cuenta el conjunto de sistemas de atención a la salud y dando su lugar a la medicina tradicional, a la herbolaria que desde las épocas prehispánicas curaba a los antiguos habitantes de México.
Bienvenidos los curanderos, chamanes, médicos tradicionales, terapeutas, hueseros, que devuelven la salud individual, colectiva y comunitaria, enmarcada su práctica y conocimiento en la cosmovisión del sistema indígena tradicional. Bienvenidas las limpias, ensalmos y rituales que curan y dan equilibrio al cuerpo y paz a las mentes de nuestros otomíes queretanos.
Es plausible que las autoridades y los responsables de la salud pública en el estado, reconozcan a los "curanderos", a quienes se les confiere un vínculo comunitario y un profundo respeto por la población.
Querétaro no solo será referente nacional por dar pasos importantes en la infraestructura de salud, la ampliación de hospitales, la suma de camas censables, el equipamiento moderno de sus hospitales, el asentamiento del hospital oncológico infantil más importante de Latinoamérica, sino por el respeto del derecho cultural de los pueblos indígenas de recibir atención médica con los métodos milenarios de sus predecesores.
Escritor, periodista y analista político
