“Para ellos su suerte es cualquier cosa menos una expresión de 
libertad. Éstos  son los vagabundos; oscuras lunas errantes que 
reflejan el resplandor de los soles turistas y siguen, sumisas, la 
órbita  del planeta; mutantes 
de la evolución  posmoderna,
 monstruosos marginados
 de la nueva especie feliz. 
Los vagabundos son los desechos 
de un mundo que se ha consagrado  a los  servicios turísticos”. 

Turistas y Vagabundos
(Zygmunt Bauman) 

Salgo de una clínica privada después de haberme extraído tres tubos de sangre y me dirijo a comer algo con 13 horas de ayuno. Camino un par de cuadras y a la distancia veo una fila, signo de que la comida es buena, me formo y espero pacientemente mi turno. Mientras, escudriño el local, a las mujeres que atienden el negocio, la gente que allí come. Un espacio muy reducido, con pintura descarapelada, cables arrancados, la marca de la cinta que une el tablaroca y nunca fue resanado.

La fila avanza y puedo aproximarme más a verlas a ellas: una mujer joven y delgada organiza las entregas y no para de convertir la masa en pequeñas gorditas que avienta al comal. Mientras otra mujer de mucha más edad, las abre, rellena y regresa al comal para el último toque; lleva un clásico mandil de mercado y a la altura de sus senos se ha acumulado toda la grasa que ha absorbido la tela, al estar en contacto con los recipientes de la comida. Ella es vieja, de complexión robusta, su cabello tiene demasiadas canas, seguramente es la cocinera; la experiencia significa sazón.

Descubro también un pequeño letrero escrito a lápiz, a la izquierda de la mujer madura “gorditas a $4.50”. Eso resume la cantidad de gente que espera llenar un estómago vacío justo enfrente del Seguro Social. En la fila hay un joven en bata blanca, seguramente residente. Se aproximan dos mujeres muy jóvenes con uniformes del servicio de limpia del municipio, una pequeña dosis de energía para continuar con su jornada. Otras mujeres de mayor edad se levantan de los bancos amarillos cubiertos de suciedad, entonces me siento yo. Las gorditas son del tamaño de la palma de la mano y a ninguno de los guisos le colaron las salsas con que fueron preparados, los pedazos de comida se confunden con la piel tasajeada de los chiles.

Esa imagen, esa experiencia, me hizo recordar la época de mis constantes viajes a la Ciudad de México, a los puestos alrededor del Zócalo o a la salida del Metro donde se podía comer un hot dog o unos hot cakes por $10. Siempre pensé que esa comida existe para la gente que todo el tiempo va tarde a algo, que está permanentemente corriendo, intentando ganarle tiempo al tiempo. Pero no sólo por eso, es la comida que consumen los que trabajan jornadas completas y se desplazan por toda la ciudad tratando de escapar de la miseria. Su modo de vida ha hecho que su cuerpo se mantenga en permanente estado de resistencia: a las enfermedades estomacales, a la deshidratación, al cansancio, a los bolsillos vacíos, a la desesperanza. Ellos son los vagabundos a los que se refiere Bauman.

Una imagen (tal vez un tanto dramática) que describe muy bien a los “esclavizados posmodernos” son Cagalera y Moloteco, personajes de la cinta Chicuarotes. Pareciera que Bauman los hubiera creado.

“Los turistas se desplazan o permanecen en un lugar según sus deseos. Abandonan un lugar cuando nuevas oportunidades desconocidas los llaman desde otra parte. Los vagabundos saben que no se quedarán  mucho tiempo en un lugar por más que lo deseen, ya que no son bienvenidos en ninguna parte. Los turistas se desplazan porque el mundo a su alcance (global) es irresistiblemente atractivo; los vagabundos lo hacen porque el mundo a su alcance (local) es insoportablemente inhóspito. Los turistas viajan porque quieren; los vagabundos, porque no tienen otra elección soportable”.

Así, todos somos viajeros: a veces turistas, a veces vagabundos. Con el firme propósito de domar la realidad que a cada quién haya tocado vivir.

Contacto: Twitter @CDomesticada
Piedad es artista visual con maestría en Diseño e Innovación en Espacios Públicos.

Actualmente es profesor de cátedra en 
el Tec de Monterrey campus Querétaro.

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