Encontrándonos justo a la mitad del primer mes del año, inmersos en los procesos electorales federal y local, surge un desencuentro entre el Titular del Poder Ejecutivo Federal y el Instituto Nacional Electoral (INE), personificado en la figura del Presidente del Consejo General, el Dr. Lorenzo Córdova Vianello. La disputa radica en la prohibición que se hace al ejecutivo federal para que, durante el periodo de campañas electorales, suspenda la transmisión de las conferencias de prensa que se llevan a cabo todos los días de la semana en horario matutino.

Lo anterior, de conformidad tanto con la propia constitución política como con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, las cuales aducen que, en tiempos electorales, se debe retirar todo tipo de propaganda gubernamental, palabras más palabras menos. El precepto citado tiene como fundamento garantizar la equidad en la cantidad, toda vez que la publicidad emitida por los medios de comunicación sobre los actos, programas y demás acciones del gobierno, eventualmente puede incidir en la opinión de los ciudadanos.

En razón de lo estipulado por la normatividad en la materia, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifiesta que dicha disposición constituye un acto de censura y que priva al pueblo del derecho a la información. Sobre este choque de posiciones, una vez más la opinión pública se ha polarizado, tomando partido por el INE, en el caso de los opositores y por el Presidente de México, en el caso de sus simpatizantes.

Para acrecentar aún más el encono y divisionismo, el Presidente hace un llamado para consultar a la población y saber si está de acuerdo o no, en la suspensión de las conferencias. Sería una postura cómoda de esta columna, apuntar a que la mejor opinión la tiene el lector, sin embargo, en este caso como en otros ya se ha discutido y existen resoluciones firmes que dan cuenta de que lo que acontece en esos ejercicios informativos, sí constituye un acto de propaganda.

Aunado a lo anterior, en los procesos locales celebrados en lo que va del presente gobierno, se ha suspendido la transmisión de dichos mensajes, precisamente con el propósito de generar las condiciones que propicien la equidad en la contienda electoral. Ir en contra de las disposiciones oficiales del único encargado de velar porque los votos cuenten y se cuenten, es contribuir a un despropósito y debilitar no solo al instituto, sino a la democracia misma, ya de por sí endeble. La actitud democrática se demuestra cuando se pierde, pero también cuando se es gobierno.

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