A mediados de agosto, colonos del fraccionamiento Villas del Mesón observaron por un lado de la calle de Prolongación Montenegro la realización de obras y actividades con maquinaria pesada dentro del cauce federal y en la orilla del río Juriquilla —también conocido como Canal del Arenal— que colinda con el fraccionamiento. El uso de maquinaria pesada dentro del río ocasionó la destrucción de árboles muy grandes y la ruptura de raíces de otro número importante; por otro lado de la calle de Prolongación Montenegro, a un costado del río, también vieron como se iniciaba la construcción de una barda.

Los habitantes de Juriquilla inmediatamente se organizaron con el comité de ecología de la Asociación de Colonos y contactaron a las autoridades de los tres órdenes de Gobierno para solicitar las visitas de inspección correspondientes y para preguntar si el constructor contaba con los permisos y autorizaciones necesarios.

Después de enviar a las autoridades fotografías de los destrozos en el ecosistema, de los rellenos del cauce, de los árboles afectados, de la construcción de una barda y de la continuación de las obras y actividades; movilizaron a los colonos restantes, colocaron mantas en el fraccionamiento y repartieron volantes informativos.

El Fraccionamiento Villas del Mesón está ubicado en una zona de grandes escurrimientos pluviales, rodeado de cerros que vierten el agua de lluvia hacia el Canal del Arenal y que en épocas de grandes torrentes pluviales se desborda e inunda muchas casas. Adicional a esta falta de capacidad hidrológica, las construcciones en la zona están alterando la cuenca hidrológica de tal forma que los sitios por donde naturalmente corría el agua han sido y están siendo urbanizados sin contar con los permisos correspondientes.

Los terrenos son urbanizados por constructores que, violando la normatividad ambiental, ni se les evalúa ni se les autoriza por tanto no construyen infraestructura pluvial y dejan que el agua escurra irresponsablemente hacia zonas que no cuentan con capacidad de regulación. Esto ocasiona inundaciones cada vez más frecuentes y desastrosas.

Bajo este esquema de impunidad ambiental y urbana, la calle de Prolongación Montenegro, al estar construida a un costado del río Juriquilla que es en donde se reciben todos los escurrimientos pluviales de la zona, se ha convertido en una área con vegetación de belleza paisajística y en una zona inundable; los árboles son apreciados por los colonos quienes los han cuidado siempre; su destrucción y la afectación al cauce federal, y la falta de actuación de las autoridades mantiene a los ciudadanos vigilantes de las obras y actividades que ilegalmente se construyen en el cauce, pues están determinados a impedirlas.

Al día de hoy, la Comisión Nacional de Aguas y el Municipio, a pesar de habérseles enviado fotografías, denuncias y oficios por las obras y actividades de su competencia, no se han presentado al lugar ni las han clausurado. Profepa realizó una clausura y el procedimiento administrativo está en curso. Sin embargo sabemos que los procedimientos son administrativos y se subsanan por el infractor; lamentablemente las obras no se clausuran, no se sanciona al infractor y no se le ordena la restauración del sitio impactado.

¿De qué privilegios gozan algunos desarrolladores que inician, terminan y construyen sin permisos y después se les permite “regularizarse” sin construir infraestructura pluvial ni urbana y dejando a la población expuesta a riesgos hidrológicos?

¿De qué privilegios gozan para que el gobierno asuma la construcción de infraestructura que les corresponde a ellos?

Ambientalista

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