“Creo en el mercado libre. Soy la hija de un capitalista. Pero no libre en el sentido darwiniano, sin regulaciones y despiadado”

Molly Munger, multimillonaria.


Seamos francos, la iniciativa de Morena o, más bien, la “idea” de que el Inegi o Banxico se conviertan en organismos fiscalizadores y tengan potestad amplia y plena para husmear libremente entre todo el patrimonio de los mexicanos, es una verdadera tomadura de pelo, la apoteosis de la cogorza populista que intentó, más bien, arrojar un hueso distractor frente a un grupo siempre desesperado por atención. La ideota, simplemente, no pasará.

Sin embargo, el hecho de que los ricos paguen más impuestos no es algo nuevo ni tampoco fruto del socialismo trasnochado, de hecho varios países europeos y latinoamericanos cobran una tasa al patrimonio siempre que éste sea mayor a una determinada cantidad. Francia, por ejemplo, grava con una tasa progresiva del 0.5% al 1.5% todo patrimonio superior a los 1.5 millones de euros, algo similar pasa en Suiza, Noruega, España e incluso en la Argentina.

Los “moditos” cuentan mucho, una reforma de ese calado bien podría ser aplicada en México si tuviéramos a una IP y a un gobierno trabajando de la mano en lugar de estar peleados como gatos un día sí y al otro también, peor aún cuando, siguiendo con la franqueza, la mayor polarización viene directamente desde el Palacio Nacional.

México, aunque el presidente tenga otros datos, no es un país donde el consumo de lujo sea una constante para la clase privilegiada, cierto es que ocupa el primer lugar en latinoamérica en la adquisición de productos suntuosos pero no figura en el top 10 del mundo. Vamos, que la mayoría de nuestros ricos no son, realmente, tan extravagantes.

Sin embargo, México sí que padece una gran desigualdad, los datos que arroja la última Encuesta de Ocupación y Empleo del Inegi nos dejan impertérritos: sólamente 1.5 millones de personas en este país, de las 55 millones de personas ocupadas en la economía formal e informal, logran ganar más de $18,500 al mes.

Entonces, ¿qué diablos es ser rico en México?, ¿alguien con una cuenta bancaria de más de 2 millones de pesos es, realmente, “millonario” en el sentido amplio del término?, ¿si aplicamos un impuesto a la “riqueza” a quién se lo aplicamos?, ¿quiénes son los que ganan “más”?, ¿cuánto es ganar “más”?

Pero, surgen otras preguntas, a diferencia de otras naciones donde se aplica el impuesto a la riqueza, en México no quedaría claro el uso que del mismo haría el gobierno.

Veo, clarito, a la Cuarta con disfraz de Robin Hood repartiendo el impuesto a raudales para los ninis y demás clientes electorales. Evidentemente, nadie quiere que los recursos que ha generado terminen como la zanahoria que manipula votaciones.

Pero tampoco nadie quiere un país miserable, muchos ricos de México, ricos de verdad, estarían felices de apoyar al país, si tan solo hubiera certeza y confianza, esa misma que al presidente le fascina destruir.

De Colofón

Desde hace poco más de 10 días, por el Día de la Madre, se relajaron muchísimo las medidas de distanciamiento social, hoy, en algunos lugares parece que no hay cuarentena y ahora tenemos récord de contagios y eso que casi no aplicamos pruebas. Lo “peor” podría ser peor de lo que se pensaba.

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