La inflación está por los cielos a tal grado que en los cumpleaños godinez tendrán que ingeniárselas para comprar un pequeño pastel y fragmentar sus rebanadas al máximo para ser repartidas entre los coworkers. Esperemos no llegue el día en que el pastel deba ser tan pequeño que la única forma de repartirlo sea con rebanadas atomizadas.

Atomizar es una palabra usada de manera más o menos cotidiana, cuando menos cuando se utiliza un dispositivo para generar pequeñas gotas de agua al momento de planchar una camisa o pantalón. Menos cotidiano pero posible si le entramos a la filosofía, encontraremos el concepto “atomizar el tiempo”, para cuestionar el fenómeno sociocultural de la inmediatez.

La filosofía y el átomo hacen buena mancuerna desde el principio de los tiempos o cuando menos desde el año 500 antes de Yisus, cuando los griegos Demócrito y Leucipo pensaban cómo explicar el cambio y la permanencia material, para lo cual llegaron a una conclusión: el universo está formado de átomos y vacío, siendo un átomo la mínima expresión a la cual se puede fragmentar la materia, infinitamente más pequeño que una morona de aquel pastel godín del inicio de este texto.

Pero ese planteamiento de que el universo está hecho de átomos, no fue de gusto de muchas corrientes filosóficas ni de doctrinas religiosas. Así, habría que ser muy intrépido para tomar un concepto filosófico y llevarlo a la cuantitativa ciencia, con todas las dificultades que supone hipotetizar y probar que algo como un átomo existe. Pero tarde o temprano, siempre hay alguien dispuesto.

El multidisciplinario Dalton fue el primero en describir el daltonismo y, si eso no bastaba, también fue el primero en proponer un modelo atómico en 1803, tan sólo 2300 años después de su conceptualización desde la filosofía. Luego vendrían Thompson, Rutherford y Bohr, entre otros, a plantear cómo podría “verse” un átomo y es precisamente Thompson el que planteó un modelo similar al sistema solar, representación que podemos ver en la playera de Jimmy Neutrón y la portada de la serie Big Bang Theory; modelo obsoleto pero que se infiltró en la cultura popular.

¿Qué haríamos si lográramos ver un átomo? Me imagino que nos pondría a pensar en proporciones y cuestionar el orden de las cosas, similar a pasar una noche sin luna viendo al cielo desde una posición en la que es posible ver la vía láctea; un contraste de orden de todo lo que es abismalmente grande y pequeño.

Poder observar un átomo podría ser de gran interés didáctico para las clases de química, pero también de demostración del avance de la tecnología, como lo ha logrado IBM con su corto Un niño y su átomo. Utilizando láser para enfriar la materia, hoy es posible inmovilizar y ordenar átomo por átomo, quizás hasta formar una migaja o un pastel completo, para su godín favorito.

Google News