El estado de Oregón, en EUA, posee gran belleza natural: bosques de altos árboles, riachuelos y lagos, montañas cubiertas de vegetación que parecen extenderse hasta el fin del universo, un mar impetuoso y desafiante. Ciudades que promueven inclusión, paridad de género y cuidado del ecosistema. Comunidades que forman un tejido social firme y colorido.

En Eugene vive Robert M. Jackson, mi hermano del alma, cuya familia es cercana a la mía. Me invitó a trabajar en la Universidad de Oregón y por ello en 1988 viví algún tiempo en esa ciudad, entre hippies de comunas o que vivían en vehículos pintorescos. En Querétaro he tenido el placer de enseñar nuestra lengua y literatura para esos estudiantes de pensamiento claro y metas bien trazadas. 
Estas experiencias me han llevado a conocer esa región, pionera en los Estados Unidos en la aceptación de ideas innovadoras.

Oregón practica el suicidio asistido, legalizado el 27 de octubre de 1997. La eutanasia es permitida en enfermos terminales que tienen un máximo de seis meses de vida. El paciente realiza sus gestiones con pleno conocimiento y toma una dosis fatal de barbitúricos para concluir su ciclo vital. Muchas veces, está rodeado de amigos y familia, en una despedida que incluye discursos, música y celebración de la vida.

En 2020, Oregón fue el primer estado en legalizar el uso de la psilocibina, molécula de los hongos alucinógenos. Años de estudios han llevado a la apertura, el 2 de enero de 2023, de la Oficina de Servicios de Psilocibina, a la que han acudido ya cuatro mil pacientes que buscan un remedio para tratar adicciones, depresión, síndrome de estrés postraumático, Parkinson, Alzheimer, trastornos bipolares y dolores crónicos. En Portland, se ofrecen cursos para quienes buscan certificación estatal como facilitadores de hongos alucinógenos.

Estudios realizados con pacientes que sufren de alcoholismo han mostrado que la psilocibina, administrada y regulada por médicos y terapeutas, llega a disminuir en 83% el consumo excesivo de alcohol. También ha arrojado luz para el tratamiento de problemas psiquiátricos.

Según la leyenda, en 1969 John Lennon y George Harrison (en algunas versiones son Lennon y McCartney) vinieron a Huautla, en la sierra de Oaxaca, para conocer a la chamana María Sabina, indígena curandera y poeta, que conocía el tipo de hongos propicio para cada persona y les suministraba la dosis adecuada, en terapias supervisadas. Muchas celebridades del mundo buscaron que ella les abriera ventanas hacia otras dimensiones de la mente.Sabina dirigía los rituales indígenas de los mazatecos que consumían hongos; sus conocimientos sobre la psicodelia le fueron transmitidos por sus abuelos y bisabuelos paternos, chamanes que provocaban esta comunión con Dios, según sus creencias.

En 1955, los científicos Gordon y Valentina Wasson participaron en una ceremonia y llevaron las esporas de los hongos, llamados Psilocybe mexicana, a un laboratorio en París para su estudio. Ahí comenzó el estudio científico de los hongos.

De Oaxaca a Oregón, han recorrido ya un largo camino de investigación y aprendizaje de la naturaleza y los beneficios que puede aportar a la vida humana.


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