El proceso electoral 2021 ha sido, sin duda, el más violento desde que se tenga registro en México. De acuerdo con la consultora Etellekt, 91 personas candidatas fueron asesinadas y se registraron 910 agresiones de diversos tipos desde amenazas hasta secuestros  entre el 7 de septiembre de 2020 y el 5 de junio de 2021.

Más allá de los efectos directos de la violencia, mucho se han discutido las consecuencias políticas que pudo tener el crimen organizado sobre los resultados del proceso electoral. Si bien se requiere un estudio a profundidad, los datos de homicidios dolosos publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública permiten mostrar algunas tendencias.

El homicidio doloso no es el único indicador de violencia organizada, sin embargo, resulta útil debido que responde a diversas dinámicas —crimen organizado, violencia política o intrafamiliar, entre otras— además de permitir la comparación dada su baja cifra negra. Si calculamos la tasa de homicidio doloso en 2020 para cada una de las 15 entidades que renovaron la gubernatura en junio pasado, encontramos que la media es 32.02 homicidios por cada 100 mil habitantes; cifra notable si consideramos que, de acuerdo con Inegi, la media nacional se ha mantenido en 29, en el periodo 2018-2021, con lo que esta muestra de entidades tiene una tasa de homicidio doloso más alta que la media nacional.

Más allá del número, los datos dan cuenta de una gran variedad de situaciones. La entidad con mayor incidencia es Colima con una tasa de 74.3 asesinatos dolosos por cada 100 mil habitantes; en el extremo contario se ubica Querétaro con una tasa de 7.68. Si nos vamos a nivel municipal, encontramos que 201 de los 650 municipios de estas 15  entidades se ubican por arriba de la media. Más aún, hay tres entidades donde más del 50% de sus municipios están por arriba de la media: Baja California, Colima y Zacatecas; y, dos más —Campeche y Querétaro— con una tasa por debajo de la media en todos sus municipios.

Analizando los datos por municipio, la información es más reveladora. En Baja California, Chihuahua, Colima, Sinaloa y Zacatecas más del 69% de la población habita en municipios con tasas de homicidio doloso por arriba de la media; destaca especialmente Chihuahua donde 79.9% de la población vive en municipios donde hay más de 32.02 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.

Si bien no se observa una tendencia en términos de la tasa de homicidios y el partido ganador, si consideramos los 100 municipios con mayores tasas de homicidios dolosos encontramos que Morena ganó la presidencia municipal en 32 de ellos, el PRI en 22 y el PAN en 20; aunque el municipio con mayor tasa de esta muestra es Doctor Coss, Nuevo León con una tasa de 1691.17, donde Nueva Alianza resultó ganador. Finalmente, si revisamos los municipios donde reside la capital del estado, encontramos que en cinco de las quince entidades —Chihuahua, Colima, Michoacán, Sinaloa y Zacatecas— estos municipios están entre los que mantienen una tasa de homicidios por arriba de media.

Mucho habrá que investigar sobre los efectos electorales del crimen organizado, sin embargo, esta muestra pone en evidencia que es un claro prejuicio afirmar que los grupos delincuenciales se vinculan, únicamente, con determinadas fuerzas políticas.

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