Pareciera que para nuestra ciudad de Querétaro, la capital del país se encuentra relativamente lejos ante un tema recurrente en la actualidad, que atañe a millones de mexicanos y es el referente a los niveles de contaminación que vive hoy, precisamente, la ciudad de México. Sin lugar a dudas ha desatado controversias en torno al programa “Hoy no circula” y a las medidas que tienen que ver con el cuidado de la salud y con las consecuencias que también se han incrementado en perjuicio de la población en general. Han sido muchos años y a lo largo de los mismos se han venido tomando dichas medidas buscando reducir la emisión de contaminantes. Pareciera que ni siquiera los avances tecnológicos en materia automotriz han sido los adecuados, ya que recientemente se ha limitado la circulación de aquellos que, supuestamente, no contaminan tanto.

Es de suyo interesante ver que en ese mismo tiempo, el crecimiento de la capital nacional, la ha llevado a ser la ciudad más poblada del mundo. Al inicio del pasado siglo XX,  su población era apenas superior a los 500 mil habitantes y al llegar la década de 1950, ya eran  prácticamente 3.5 millones de habitantes y no fue, sino hasta el año de 1969 que inició operaciones el sistema Metro, que vino a ser la respuesta de mayor impacto a los problemas y retos que se tenían en materia de movilidad. A este medio se suman los microbuses, autos propios y taxis, como las opciones más utilizadas en los años recientes, lo que propicia el incremento en los problemas de movilidad y contaminación en virtud de que, de acuerdo a datos de estudios estadísticos al 2011, se suman casi 500 automóviles diariamente.

Mi propósito no es comparar las ciudades, ya que cada una tiene su tiempo y circunstancia, lo que las hace únicas e incomparables. Sí pretendo tener una referencia de lo que ha sido la evolución y el desarrollo de la movilidad y de los efectos que tiene en comunidades con usos y costumbres similares. Reza una frase: “Como te veo me vi, como me ves te verás”. Me parece, de acuerdo a los múltiples comentarios que se leen y escuchan hoy día, que hay un consenso en el sentido que las acciones necesarias para la sustitución del uso del automóvil en la ciudad de México, no han sido suficientes hasta nuestros días.

Es indiscutible la velocidad que lleva el incremento del número de automóviles en la ciudad de Querétaro y en el área conurbada de los municipios vecinos. Ya no estamos sujetos solamente a las horas pico y a ciertas zonas, calles y avenidas en lo que a estacionamiento se refiere, ya que cada tarde se suman automóviles a nuestras calles . Por otro lado, tenemos la relativa suerte de que el viento arrastre las emisiones y no nos coloque en un predicamento, lo que no es, precisamente, la mejor solución.

Si el sentido común no me falla, la principal solución al problema de movilidad en una comunidad que continúa creciendo más por migración interna que por nacimientos, es que no crezca al mismo ritmo el número de automovilistas, sino que se reduzca para que la gente se desplace por otros medios. La bicicleta, sin dejar de ser una opción, no cuenta con las condiciones de cultura y estructura adecuadas para ser un medio seguro en este momento. El reto sigue siendo opciones modernas de transporte colectivo, adicionales a los medios con que contamos hoy día, mismos que a su vez deben modernizarse, en beneficio, tanto de concesionarios como de usuarios finales.

La pregunta es: ¿Hasta cuando será el momento para pensar en alternativas al uso del automóvil?. La respuesta la tendrán seguramente los especialistas en la materia y ellos nos podrán ilustrar al respecto. La enorme ventaja que tiene esta ciudad patrimonio de la humanidad, es que está viviendo su tiempo y circunstancia preciso para tomar decisiones de mayor alcance.  El riesgo de no hacerlo, es que pudiera perder definitivamente la calidad de vida que hasta hoy nos ofrece.

Ojalá que los estudios y el esfuerzo que realicen las autoridades y los ciudadanos, continúen encaminados a buscar, entender y aplicar soluciones reales de corto, mediano y largo plazo. El mejor ejemplo de la evolución del reto de la movilidad, lo tenemos a 200 kilómetros de distancia y a un suspiro de tiempo, si mantenemos la velocidad de crecimiento actual, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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