Algo extraño tiene el ser humano: No pide nacer, no sabe vivir y no quiere morir; algo raro es el hombre. Él trabajó 40 años en una empresa extranjera (obvio) y al llegar a los 60 de edad, le dieron un cartón en el que constaba su antigüedad, un reloj barato y le dijeron adiós; foto y pastel para el Facebook; a la semana, nadie lo recordaba. Ella, hija única de madre soltera se dedicó a cuidar a la autora de sus días, durante sus hermosos años de juventud, dejó partir a decenas de pretendientes y una tarde, al volver del trabajo, la encontró muerta sobre su cama. Ellos agotaron su existencia estando vivos. Nació en familia acomodada, los bienes materiales le sobraban, el compadre de su padre le dio una notaría. Autos últimos, viajes al extranjero, los mejores vinos, trajes, oficinas y departamentos. Pasados sus 30 años, se quitó la vida. Siempre le faltó amor y agotó su triste existencia. Ella nada agraciada por su físico, envinagró su vida junto a su decrépito padre, hasta su fallecimiento; y se refugió en el estudio. Ahora sus comunicaciones son simples e inocuas fotografías subidas a la red, de sus alimentos que a nadie le interesan. Se agotó su existencia. Excelente para el baile, priorizó su burocrático trabajo al bienestar familiar. Ahora se esconde en tupido maquillaje y es difícil determinar si es hombre o mujer. Así agota su existencia, entre el recuerdo y el olvido.

Fue regidor, diputado local, senador, presidente de su partido político, secretario de estado, se dice católico y abandonó a una chica a quien embarazó fuera de su matrimonio con una hija a la que le falta salud. Agotó la existencia de su hija. Ganó el Premio Pulitzer, después el Nobel de Literatura, alcohólico y drogadicto y con el disparo de una escopeta al interior de su boca, agotó su existencia.

¿Qué es la vida? Según los antiguos mayas, el nacimiento es un dolor que la vida compensa. Nuestros nativos bien que saben que nacemos para morir por eso, lo que algunos dicen que son problemas, en realidad son lecciones. La vida vale por cómo la vivimos. El pasado no existe, el futuro no ha llegado y sólo tenemos el ahora y el aquí, por eso sólo hago lo que amo y con quien amo, no me inquieta la Bolsa de New York, ni la moda de París; soy benditamente yo mismo, no tengo casa, auto, dinero ni bienes materiales, por eso, puedo alzar felizmente el vuelo, hasta que se agote mi existencia y me transforme en bendito sueño en plena libertad. (FIN)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea. 
lopezaso@outlook.com

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