El título insinúa una promoción mercantil; nada más lejos de mi intención; aclaro: Durante años en las universidades nacionales y algunas extranjeras, que en su programa de estudios de doctorado incluyen la materia de Sociología del Trabajo, he explicado la misma y por ello, me he percatado de su dinamismo y actualización. A partir de la Revolución Industrial, el tejido de la clase trabajadora se ha venido reconformando de acuerdo a las necesidades convergentes de capital y trabajo; así tenemos, el nacimiento de los sindicatos cuyo fin esencial es el estudio y defensa de los intereses de los trabajadores. Hoy ante la dinámica de la robótica, el desarrollo de los medios de producción, han provocado una nueva configuración en este tipo de relaciones. Parte de ello se debe al trabajo a distancia y al despido de trabajadores que, han sido desplazados por la “robotización” de procesos productivos. La conformación de una conciencia de clase trabajadora ya no es la misma como antaño, ésta se ha fraccionado por sectores o especialidades; es decir, una especie de fractales de quienes prestan sus servicios (de cualquier índole) por el pago de un salario.

Quienes tenemos la experiencia del buceo nos percatamos de que, al pasar nadando junto a un cardumen, los peces que lo conforman te voltean a ver al unísono; es decir, comandados por una conciencia colectiva; comando que prevalece con bastante nitidez en las sociedades actuales. En principio me refiero a la sociedad que tengo más al alcance: La queretana. Ya no se puede hablar de uniformidad; la clase gobernante se une entre ella; los amantes estériles de la historia del estado, se aglomeran entre sí, viviendo el hoy, con lo de ayer, con lo muerto, con lo diluido en libros empolvados. Los estudiantes de escuelas, tecnológicos y universidades particulares, no sólo conviven en las aulas, sino también en los antros, fiestas y viajes; lo mismo quienes estudian en instituciones públicas. Los habitantes de colonias ricas se dan el lujo de practicar golf, tenis y asisten a fiestas en las Casas Clubs destinadas a ello; la gente de menos solvencia hace lo propio en espacios modestos; las diversas religiones forman conglomerados exclusivos de ellas y comparte entre sus miembros variadas actividades ajenas a sus creencias; tenemos una sociedad fragmentada cada vez más, sin coherencia y con medios y finalidades muy diferentes y, en gran medida, contrarios entre sí. (Continuará)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea

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