La desinformación, manipulación, creación de enemigos y destrucción de reputaciones constituyen, entre otros, los objetivos políticos, de la “propaganda negra descendente” que utilizan los gobiernos autoritarios para persuadir, golpear, neutralizar o acabar con la influencia de sus adversarios, llevándolos a la plaza pública, a través de las redes sociales, para su linchamiento mediático, y hasta físico, sin posibilidad de defensa.

Lejos de acudir a las instancias legales y judiciales, para la denuncia, investigación y sanción de posibles ilícitos, los gobiernos autoritarios utilizan esta herramienta de la guerra psicológica, a través de las redes sociales de simpatizantes, dependencias públicas o granjas de bots (según el director de Mesura Networi Sciencia & Business —14 de diciembre 2019— del análisis de big data se demuestra que los simpatizantes del presidente utilizan robots y automatismos más sofisticados y potentes para confrontarse con los de sus adversarios) para expandir su alcance, acelerar la velocidad y profundidad del ataque y del daño.

La propaganda orquestada desde el Estado, busca la condena social —no la judicial— de los enemigos políticos, a quienes se busca destruir mediante métodos abiertos o encubiertos como la creación de rumores, pruebas o acusaciones falsas, (no verificables), medias verdades, difamaciones, exageraciones, insinuaciones, manipulación de información o relativización de hechos. Asesinar la reputación se traduce en acallar a los críticos, silenciarlos, reducir su capacidad de influencia y, en especial, asumir una maniquea superioridad moral y empoderar al gobernante.

Entre los ataques más sonados se encuentran: La acusación presidencial de la creación de un Bloque Opositor Amplio (BOA) entre personalidades, partidos de oposición, agrupaciones sociales, etcétera, para vencer a su gobierno en las elecciones intermedias de 2021 (10 junio de 2020).

A los intelectuales Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, (10 septiembre 2020) en el programa “Los periodistas” del canal televisivo La Octava, a cargo del Director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, con “yo sugeriría a los hijos de la Operación Berlín o del baile interminable de la lana, que más les vale que se queden en su esquinita o que vayan cambiando de país”.

El descalificativo de “pasquín inmundo” y “protector y patrocinador de Carlos Salinas” al periódico Reforma (11 septiembre de 2020), por haber publicado una noticia que involucra a una cuñada del presidente en un presunto desfalco por 223 millones de pesos al municipio de Macuspana (gobernado por Morena), en el que ella se desempeñaba como síndico de Hacienda, y que no ha sido demostrado, argumentó el titular del Ejecutivo.

El regreso a la arena política del panista Ricardo Anaya, mediante un video subido a las redes sociales (22 septiembre) fue saludada por la Unidad de Inteligencia Financiera anunciando que lo investiga por denuncias de Lozoya vinculadas al caso Odebrecht.

El señalamiento al Presidente de Coparmex, Gustavo de Hoyos de impulsar a FRENAAA y no dar la cara (24 septiembre 2020), desmentido por el afectado y por los propios dirigentes de ese grupo.

Estos y otros muchos ataques a periodistas y medios de comunicación hacen evidente el falso discurso de respeto a la libertad de información; la agresiva y sistemática campaña de silenciamiento de opositores del presidente.

Periodista y maestro en seguridad nacional

Google News