La “guerra contra el narcotráfico” instrumentada por el gobierno de Felipe Calderón y liderada por Genaro García Luna, exsecretario de seguridad pública, constituye un punto de inflexión en la generación de violencia radical y producción de vidas dañadas en México.

El sexenio calderonista operó una estrategia en la que las guerras entre narcos ocultaban la verdadera intención del gobierno federal de facilitar la apropiación ilegal de territorios del país, ricos en recursos naturales, y ahora abiertos a la explotación de compañías trasnacionales, con la aquiescencia de diversos grupos de interés político y empresarial, según revelan las investigaciones de Oswaldo Zavala.

La gravedad de esta situación ha tenido consecuencias inenarrables. El saldo que dejó la “política de seguridad nacional” durante este periodo fue de más de 272 mil asesinatos y más de 40 mil desapariciones forzadas, según cifras oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas. A esta barbarie se sumaron más de 740 mil personas víctimas de desplazamiento forzado.

En su libro “Decisiones difíciles”, Felipe Calderón escribe: “Gobernar es decidir”. Esta afirmación oculta que la decisión de iniciar el pretendido “combate a la delincuencia organizada” fue tomada a partir de una guerra simulada contra el presunto poder de los cárteles y reforzada por una narrativa que reiteraba la existencia de un país tomado por traficantes.

Circunstancia que permitió la introducción de una política militarista, secundada por un discurso que estigmatizaba a sectores empobrecidos que fueron criminalizados por un sistema racista y clasista.

Jóvenes morenos hombres, entre 25 y 29 años y mujeres, entre 19 y 24 años, sin educación y desempleados. Activistas indígenas defensores del medio ambiente, campesinos organizados en torno a la denuncia de arbitrariedades cometidas por las autoridades, periodistas de “a pie” y migrantes, entre las principales víctimas y vidas dañadas producto de la supuesta “guerra contra el narco”.

Poblaciones “útiles” para el avance y fluidez del capital global trasnacional y desechables al momento de instaurarse los proyectos empresariales de explotación y despojo disfrazados de inversión extranjera.

Una “guerra contra el narcotráfico”, que resultó ser un pretexto para militarizar el país, destruir el Estado de Derecho y entregar los recursos naturales a las élites económicas y financieras nacionales y trasnacionales. Práctica que permitió el fortalecimiento de los “carteles”, quienes operaron –y continúan haciéndolo– como una extensión de los intereses trasnacionales y una fuerza paramilitar al servicio de las élites políticas y empresariales.

En este enmarcamiento comienza el juicio en contra de Genaro García Luna en la Corte de Nueva York, a quien se le acusa de aceptar sobornos millonarios del cártel de Sinaloa mientras ocupaba altos puestos de seguridad, particularmente en el gobierno de Felipe Calderón. También enfrenta cargos por delincuencia organizada y por mentir a las autoridades estadounidenses.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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