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En nuestra anterior entrega hablamos de grandes obras para piano solo, específicamente de Beethoven y Chopin; en esta ocasión continuamos con Brahms y Debussy. Johannes Brahms: la joya fulgurante del romanticismo, segundo de los compositores ‘mágicos’ cuya obra es única y sin precedentes. Al parecer del que esto escribe, las obras más bellas e importantes para piano solo de este gran compositor son: 4 Baladas Op. 10; no hay a cuál ir de las cuatro. Las sonatas para Piano No. 1, Op. 1, la No. 2, Op. 2, y la más grande de todas, la No. 3, Op. 5, obra que está a la altura de las mejores sonatas de Beethoven. Variaciones sobre un tema de Händel, Op. 24, piezas que junto con las de Paganini son un enorme reto para cualquier pianista por el enorme virtuosismo que se requiere para interpretarlas. Variaciones sobre un tema de Paganini, Op. 35. Variaciones sobre un tema de Haydn, para dos pianos, Op. 56. Variaciones sobre un tema de Schumann, Op. 9; 16 Valses, Op. 39, el Vals No. 15 en La bemol es probablemente el más conocido y bello de sus valses. Klavierstüke (Piezas para piano) Opps. 76, 116, 117, 118 y 119. En particular, el Intermezzo Op.118, No. 2 en La Mayor sugiere una gran añoranza; la Romanza Op. 118, No.5 en Fa Mayor es de lo más bello que Brahms haya compuesto, y su Intermezzo Op. 119, No. 2 en Mi menor, cuya parte lenta es muy tierna, son de sus mejores obras para piano solo. Destacamos también sus dos bellas Rapsodias, Op. 79. Brahms Compuso también dos grandes conciertos para piano y orquesta, pero ello será tema de otra entrega. Claude Debussy: el tercero de los compositores ‘mágicos’, cuya obra pianística parece haber surgido del vacío del universo, sin existir antecedentes sobre los que este compositor haya podido desarrollar su obra. Dijo Debussy en 1900: “No es necesario que la música haga pensar a las personas…, sería suficiente que las hiciera escuchar”. Su obra para piano creó un nuevo lenguaje de posibilidades insospechadas en armonía, color, forma, textura y timbre, y su música dejó una huella indeleble en la música del Siglo XX, dando paso al impresionismo en la música. Tiene una obra orquestal majestuosa, pero en esta entrega sólo mencionaremos sus composiciones esenciales para piano solo. Estas son Estampas, tres piezas que reflejan diversas influencias: Pagodas, que expresa la influencia de la música indonesia, Tardes en Granada, que evoca la cálida Andalucía, y Jardines bajo la lluvia que hace eco de los estilos al teclado de Bach y Chopin. Imágenes para piano, dos colecciones, 12 Preludios 1er. Libro, verdaderas pinturas de maravilloso color y textura, en las que destacan: Pasos sobre la nieve, La niña de los cabellos de lino, La catedral sumergida. 12 Preludios 2do. Libro, destacando Homenaje a S. Pickwick Esq. y Fuegos de artificio. 12 Estudios para piano, obras maestras de digitación pianística. Y otras obras maestras tales como: la Suite Bergamasque, en la que se encuentra la sublime Clair de Lune; Rêverie y dos Arabescas. Para el compositor y director de orquesta francés Pierre Boulez, el verdadero precursor de la música contemporánea es Claude Debussy, y no Stravinski, Schönberg y Béla Bártok, como generalmente se afirma; sin su obra no se entendería a Maurice Ravel. Fue Debussy quien, al romper con la forma clásico-romántica de su tiempo, descubrió un lenguaje musical nuevo, libre, oscilante, abierto a otras posibilidades. En nuestra siguiente entrega hablaremos de los monumentales conciertos para piano y orquesta. *Diplomático queretano; diletante de la música clásica.