Hoy llegamos a la Grand finale, 100 columnas de Musicalia. Abarcó un período de dos años: del 19 de septiembre de 2012 al día de hoy, 2 de septiembre de 2014. Todos los martes, sin excepción, sin faltar una sola semana, durante 100 semanas, fue publicada la columna MUSICALIA en el Gran Diario de México, El UNIVERSAL, Edición Querétaro. Agradezco a Don Francisco Ealy Ortiz, y su homónimo hijo, el espacio, la confianza y la oportunidad para difundir la música culta. Agradezco al personal del periódico en Querétaro, a su Director Editorial Rafael Piña, a sus editores de la Sección Cultura, donde aparecían las columnas, Vianey Arroyo y Minerva Contreras, a los compañeros del área digital Olmo y Miriam, que subían la columna a Twitter y a Facebook, pero sobre todo agradezco a mis lectores, tanto de la versión impresa como de las redes sociales. La mayoría de los comentarios a mis columnas los recibía por Twitter y Facebook. En una ocasión, cuando en una columna dije que Enrico Caruso tenía la voz más bella del mundo, recibí por Twitter un comentario de Italia que decía: ‘Ío sono d’accordo con te, Francesco, Caruso è la più bella voce d’il mondo’. Me encantó.

Fue muy divertido escribir las columnas. Aprendí muchísimo. Para cada columna recurría en primer lugar a mi gusto personal, y aquí ofrezco una disculpa porque sufren necesariamente de subjetivismo pues se trataba de mis preferencias muy personales que no necesariamente coinciden con las del resto de la gente. En segundo lugar recurría a mi discoteca para ver y re-escuchar las obras que poseía en ese momento de tal o cual compositor o de tal o cual director de orquesta, soprano o tenor. Leía los folletos que vienen con los CD’s y con los DVD’s, pues están pletóricos de información sobre los compositores y sus obras. En tercer lugar recurría a mi memoria (ya menguada por los años) acerca de las peripecias musicales por las que he pasado durante más de 50 años de asistir a conciertos y óperas alrededor del mundo (mi profesión de diplomático ayudó mucho) y en esto me apoyó enormemente la prodigiosa memoria de mi esposa Leticia quien se acuerda de todas las ocasiones en que experimentamos la dicha de asistir a algún concierto de música clásica u ópera, los pormenores de la ocasión, los ejecutantes de los conciertos, los directores de orquesta, los solistas, los actores de las óperas, el teatro, la ciudad, el país, y hasta lo que cenamos después del concierto.

Recurrí también a numerosos libros que tengo en mi biblioteca sobre compositores y sus obras, así como a fuentes digitales, señaladamente Wikipedia, YouTube y las páginas Web de reconocidas revistas y publicaciones de música clásica. Pero en todo momento imperó mi gusto personal y aquí podría estar la debilidad de esta obra, pues no soy músico ni ejecutante de instrumento musical alguno. Pero eso sí, soy un amante fiel y un adicto a la música clásica; un diletante, literalmente del Latín, un amante de la música.

Después de más de medio siglo de degustar esta maravillosa bella arte decidí compartir con mis coterráneos parte de esas experiencias y eso me motivó a escribir las columnas y editarlas después en un libro que compendiara tanto las columnas como las experiencias musicales que llamo en el texto ‘peripecias’, y que bauticé con el nombre de “MUSICALIA, Apuntes para el conocimiento y degustación de la música culta”. Si dos o tres lectores se convierten a esta bella arte, me daré por satisfecho y el esfuerzo habrá sido plenamente compensado.

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