Para quienes amamos el deporte y lo apreciamos como una de las formas más importantes para educar y mejorar la calidad de vida del ser humano, para quienes disfrutamos de la competencia, ya sea personal o ajena; para quienes entendemos el inmenso grado de dificultad que se tiene que vencer para llegar a los altos niveles competitivos; para quienes admiramos a esos “Dioses del Olimpo” que se meten en una espiral de esfuerzos físicos y límites anímicos casi imposibles de entender en busca de dominar una disciplina deportiva de altísimo nivel; para quienes conocemos el espíritu y la fuerza de voluntad, los sacrificios y desvelos, las horas huecas y los días vacíos, esos que ven salir el sol cuando ya llevan algunas horas entrenando, y que sufren estoicamente los dolores corporales y anímicos del esfuerzo llevado a su máxima capacidad, los que conocen las semanas sin número y los meses sin concatenación, aquellos que le entregan su cuerpo a una meta, mucho más alta de lo que nos imaginamos; para esos que tocan los niveles de éxtasis en sus entrenamientos y competencias; para quienes el sudor apenas significa el inicio; esos que tienen que dejar de lado familia, amistades, desveladas, alimentos, compañías, fiestas; esos que no pueden conformar un grupo de amigos con quienes crecer de acuerdo a las reglas no escritas de la vida; esos que llegan a maldecir en algún momento su inevitable voluntad de fierro… a esos deportistas de élite como USAIN BOLT, les agradezco todo lo antes mencionado, les agradezco su ejemplo y todo lo que ya mencioné.

Me considero un privilegiado por haber vivido en su época, de haber disfrutado sus competencias, triunfos y logros. Haberlo acompañado en su incomparable devenir deportivo, haber disfrutado su alegría por la vida y desde luego, por compartir su risa antes y después de competir, su esfuerzo y dedicación, su calidad y entusiasmo, haber vivido en los tiempos de USAIN BOLT es un plus para quienes amamos el deporte; por eso, cuando lo vimos llegar en tercer lugar en su última prueba de los 100 metros libres lloramos en una mezcla de emoción, tristeza, y alegría... lo queríamos ver en lo más alto del podio, con la de oro, queríamos que coronara su incomparable historial con un triunfo, queríamos verlo cerrar con broche de oro su maravillosa vida en las pistas. Fueron solamente tres centésimas de segundo las que lo alejaron del primer lugar… TRES CENTÉSIMAS DE SEGUNDO….

GRACIAS USAIN BOLT por todo lo que le diste al atletismo mundial y desde luego, a quienes tuvimos la suerte de verte emerger, crecer y consolidarte como uno de los mejores atletas de todos los tiempos… no en balde recibiste uno de los reconocimientos más importantes y emotivos que me ha tocado ver como deportista y periodista deportivo, el de un acérrimo rival… esa genuflexión que ante todo el mundo y en el pleno estadio, te ofreció JUSTIN GATLIN cuando aún estaban nuestros corazones latiendo rápidamente. VERLO AHÍ, RINDIÉNDOTE PLEITESÍA ha sido un acto sin igual en el atletismo de élite… esa foto que recorrió el mundo y que nunca olvidaré es, te lo aseguro, un acto de admiración y respeto que muchos de nosotros quisiéramos haber podido realizar en ese momento.

PD.— Gracias USAIN

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