Son ya 67 años de la fundación de este amado equipo, una historia en medio de desapariciones, mutaciones, ascensos, descensos, compra, ventas. Un tortuoso andar, en medio de directivas y propietarios –al día de hoy- que poco o nada les ha interesado la fidelidad de la afición, y ser serios y comprometidos en un proyecto a mediano o largo plazo.

Por consecuencia evidente, dentro y fuera de la cancha, no son muchos los hombres y nombres que se han ganado el mote de jugadores históricos y/o ídolos desde 1950.

Hoy, la tecnología y las redes sociales, ayudan a conocer nombres y apellidos de jugadores que han dejado huella, estas mismas, ayudan a engañar y a colocar en un lugar inmerecido a otros más.

Afortunadamente, en la actualidad hay dos o tres jugadores que serán imborrables, y terminarán por unirse a los pocos que ya lo eran; sobra mencionar nombres y apellidos, cada uno tendrá los suyos, y en la mayoría coincidiremos. Lo que es claro entre aficionados, jugadores y ex jugadores, es que hoy se va, pero no se irá, un Gallos Blanco dentro y fuera del campo de juego, como pocos… como muy pocos.

Marco Antonio Jiménez González, nuestro ‘Marquito’, nuestro último gran Gallo Blanco dejará de ser parte de este plantel y de esta institución, ésta que como ha sido con él, ha sido egoísta y mal agradecida con la lealtad de su afición en la tribuna.

Hoy y para siempre, lo que debemos valorar y agradecer, es la entrega y profesionalismo con la que defendió esta hermosa camiseta; la humildad hacia la afición queretana  y hacia los innumerables jugadores y directores técnicos que compartieron vestuario en el equipo queretano.

Más allá de cada segundo de entrega total defendiendo estos colores en partidos oficiales, Marco se va como el jugador que más veces ha portado la camiseta de Gallos Blancos: 201 participaciones en torneos de Liga  y 25 partidos en torneos de copa; la cifra total de 226 partidos, en estos tiempos, será muy difícil de igualar.

Marco, infinitas gracias por todo, por siempre y para siempre.

La Frase. “El auténtico líder no es un clónico de otro, sino que aprende y adapta para sí mismo lo que considera mejor para su estilo de liderazgo”, Jorge Valdano.

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