Han terminado los juegos olímpicos y nuestros representantes en Tokio emprenden su viaje de vuelta. Debemos estar orgullosos de su desempeño en cada una de sus disciplinas; sin embargo, no podemos ser omisos de los resultados obtenidos, los cuales no son muy alentadores. De 128 atletas mexicanos que participaron, solo se obtuvieron 4 medallas de bronce, el resultado más bajo desde Atlanta 1996, colocando a nuestro país en el lugar 84 del medallero.

¿A qué se deben estos resultados? En cierta manera, a la ausencia de un apoyo directo y certero por parte del gobierno mexicano. Es públicamente conocido que varios atletas han tenido que buscar financiamiento por su cuenta, a través de patrocinadores del sector privado.

Cuestión que en estos tiempos de crisis económica es complicado o casi imposible de obtener.

Es lamentable que, justamente en la administración de una deportista destacada, como lo es Ana Guevara, medallista olímpica, se hayan avalado desde la Conade, acciones como la extinción del Fideicomiso para el Deporte de Alto Rendimiento, también conocido como Fodepar, que beneficiaba a más de 600 deportistas y ex medallistas que podían dedicarse libremente a impulsar las nuevas generaciones.

De esa manera, ¿Cómo queremos destacar?

Y así como irónicamente la administración de una ex medallista olímpica está dando los peores resultados en el deporte de la última década, algo similar ocurre con el gobierno de la 4T que, supuestamente, aboga principalmente por los pobres.

En este tema no aplica la máxima de “más es menos”, pues se supone que el objetivo de los programas sociales, a los que se les han inyectado gran cantidad de recursos, como los obtenidos a través de eliminar fideicomisos; es justamente erradicar la pobreza.

No obstante, contrario al discurso oficial, la pobreza en nuestro país ha aumentado en proporciones importantes. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre el 2018 al 2020, la pobreza en México pasó de 41.9% a 43.9%, es decir, un aumento de dos puntos porcentuales, lo que representa dos millones de pobres más en México.

Por otro lado, los resultados de la evaluación realizada por el Coneval muestran un aspecto interesante. La pobreza se manifiesta principalmente en la falta de ingresos, pero no así en carencias sociales ¿Qué quiere decir esto?, que la población está teniendo acceso a las políticas de asistencia social, pero está viéndose afectada en el bolsillo.

¿A qué nos lleva esto? A que los programas sociales aplicados por la 4T son asistencialistas, es decir, están dirigidos a mantener una clientela de personas necesitadas, no así a impulsar el crecimiento y desarrollo social. Ello implica que esas personas no saldrán nunca de su situación precaria, por lo que no queda claro si el objetivo es acabar o, más bien, administrar la pobreza.

En conclusión, tanto en el deporte como en el combate a la pobreza, los resultados de la 4T no son nada alentadores. Es momento de que exijamos resultados a los responsables y no quitemos el dedo del renglón, en este y otros temas, que tanto afectan a la población.

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