En 2010 y 2011 el diputado federal Gerardo Fernández Noroña le cuestionó acremente al entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, su responsabilidad en la llamada guerra contra el narco y el incremento de violencia en el país, además de poner en duda el origen legal de su patrimonio personal.

Incluso, en cierto momento, Fernández Noroña le preguntó al superpolicía calderonista si él mismo había pasado alguna certificación de confianza y si se había sometido a la prueba del polígrafo.

Entonces, esos reclamos fueron vistos con desdén por el gobierno federal encabezado por Felipe Calderón Hinojosa, quien al más puro estilo salinista ni veía ni oía las quejas ciudadanas y de la entonces oposición política.

A ello hay que agregarle los trabajos periodísticos publicados en Proceso y los libros de Anabel Hernández donde dejaban al descubierto la red de complicidades de García Luna con un cártel y el baño de sangre al que se había sometido a México por la llamada guerra contra el narco.

Finalmente, quedó demostrado que esas alertas y denuncias de opositores y periodistas estaban plenamente justificadas y, por ello, el gobierno de Estados Unidos detuvo en Texas al otrora poderoso funcionario y que incluso llegó a ser de todas las confianzas de altos funcionarios norteamericanos.

Si bien, la detención de García Luna no era el objetivo principal de esta administración federal —recordemos que AMLO ha dicho una y otra vez que lo suyo no es la venganza— y, al parecer, tampoco el exfuncionario pensaba que lo detendrían porque residía en los propios Estados Unidos y, de acuerdo con reportes periodísticos, tenía planes de expansión inmobiliaria y de consultorías de seguridad.

De acuerdo con el columnista de esta casa editorial, Salvador García Soto, el objetivo inicial de la Unidad de Inteligencia Financiera eran las actividades ilícitas de los hijos políticos del expresidente Vicente Fox —los Bribiesca—, por lo que pidieron apoyo a las autoridades norteamericanas, quienes al indagar, dieron con el rastro de García Luna que era socio de los Bribiesca y, a su vez, pidieron apoyo informativo a las autoridades mexicanas, toda vez que ya traían en la mira a García Luna por las declaraciones en contra suya que salieron durante las comparecencias del juicio contra el Chapo Guzmán.

Aún falta por ver hasta dónde llegará el impacto político de la detención de Genaro García Luna, el encargado de la estrategia de seguridad pública del expresidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), pero las primeras señales son desastrosas para los restos del viejo régimen que aun no alcanzan a conformarse como una oposición real al actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.

Los principales afectados en su credibilidad son, además del detenido García Luna, el expresidente Felipe Calderón, quien se defiende con el argumento de que él no sabía nada de las actividades de su subordinado pese a que ya se han hecho revelaciones que varios personajes le alertaron. ¿Fue traicionado Calderón por García Luna o es su cómplice?

El otro afectado directamente es el Partido Acción Nacional (PAN), que era el partido gobernante, y hoy recibe un fuerte golpe de cara al próximo proceso electoral, donde todo parece darle la razón al presidente López Obrador cuando en su narrativa política siempre señaló a la corrupción como uno de los principales problemas del país y que la estrategia de la guerra contra el narco era fallida.

Hoy, el estratega de esa guerra está en el banquillo de los acusados por corrupción. Sin embargo, esto apenas comienza, habrá que esperar qué revelaciones se hacen durante el juicio y ver cuántos exfuncionarios están involucrados, lo cual es un duro golpe con lo que la oposición actual quedaría en el papel de moralmente derrotada.

Periodista y sociólogo. @viloja

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