La Mesa de Estatutos del PRI en Campeche aprobó ayer dos cambios de fondo con miras a las elecciones de 2018: por un lado eliminó los candados del artículo 166 para que cualquier “ciudadano simpatizante” pueda ser candidato presidencial de ese partido, siempre y cuando “se comprometa” con sus principios y programa de acción, con lo que se abre la puerta a aspirantes que no son militantes; y por otra parte, en una rebelión de las bases militantes, aprobaron una reforma al artículo 194 para que ningún diputado o senador plurinominal pueda ser postulado a otro cargo por la misma vía plurinominal de manera inmediata, en lo que llamaron el estatuto antichapulines que aprobaron los delegados con gritos de “¡Sí se pudo, sí se pudo!”

En contraparte, la mayoría rechazó una propuesta de Ivonne Ortega para incluir un artículo transitorio en los estatutos que hiciera obligatoria la consulta a la base para elegir al candidato presidencial del PRI en 2018. Los que defendieron la consulta decían que la Asamblea debía aprobarlo por ser el máximo órgano priísta, mientras que los que la rechazaron alertaron que “las consultas abiertas dejaron fracturas y divisiones al PRI” y propusieron que fuera el Consejo Político Nacional el que definiera posteriormente el método de elección del candidato presidencial. “Yo destapé a Luis Echeverría. Le estamos abriendo la puerta a la división del partido. No se vale que se vengan a dar baños de idealismo democrático”, dijo el dino Augusto Gómez Villanueva, al rechazar la consulta.

Los cambios estatutarios, que desataron acalorados debates, gritos y hasta mantas  en el salón del Centro de Convenciones de Campeche, tendrán impacto directo en las elecciones federales del próximo año. Eliminar candados a simpatizantes fue una victoria para Peña Nieto y su grupo, pues con esta reforma abren su abanico de aspirantes a 2018, que ahora puede incluir al secretario de Hacienda, José Antonio Meade, e incluso al de Educación, Aurelio Nuño, sin que les cuestionen su militancia. Por otro lado, impedir que congresistas electos por la vía plurinominal puedan “saltar” por esa misma vía a otro cargo legislativo, es un revés para muchas figuras de la cúpula priísta (senadores, diputados, líderes sindicales, ex gobernadores y ex dirigentes) que se eternizan en cargos legislativos por la vía plurinonimal. Ahora, si alguno de ellos quiere “brincar” a otra Cámara (de ahí el mote de chapulines) tendrá que pedir el voto como candidato de mayoría.

La propuesta de quitar los candados llegó planchada ayer a esta mesa, pero faltaba la redacción final. Ante los 15 delegados que se inscribieron para la reforma al artículo 166, el presidente de la mesa, Jorge Carlos Ramírez Marín, pidió a todos ellos reunirse en una oficina alterna al pleno para “consensuar” una redacción única. Una hora después, José Ramón Martel, ex asesor de Meade en Sedesol, subió a hacer la propuesta formal que, producto de la negociación de último momento, incluyó un compromiso que se negaban a aprobar los promotores de quitar el candado: que los simpatizantes ciudadanos que quieran ser postulados a la Presidencia por el PRI “se comprometan” públicamente con su programa de acción y su declaración de principios.

Tras de esa negociación el debate fue testimonial. Ulises Ruiz encabezó la defensa de los candados citando a Colosio: “Nunca más candidatos que sorprendan al partido” y pidió a los delegados “no prestarse a una Asamblea a modo” y “defender a la militancia priísta”. Pero la batería de oradores a favor de eliminar esa limitante fue mucho mayor: desde el poblano Jorge Estefan Chidiac, quien dijo que el PRI “no puede cerrarse a la sociedad porque seguiremos perdiendo elecciones”, hasta el sonorense José Encarnación Alfaro (cercano a Manlio Fabio Beltrones) quien dijo que “abrir el partido a los ciudadanos no es ir en contra de la militancia”. Al final la aprobación fue aplastante y la reforma al 166, que abrió la puerta a un candidato presidencial “ciudadano” en el PRI, quedó incluida en el dictamen final.

El otro tema que ayer detonó la primera “rebelión” de las bases priístas, fuera del predictamen aprobado por la mañana, fue la reforma antichapulines al artículo 194. Durante el día, operadores del CEN y Los Pinos buscaron frenar esa propuesta. José Murat, que había pactado con el “bloque rebelde” de Ulises Ruiz e Ivonne Ortega, fue presionado para que la retiraran. El gobernador Alejandro Moreno Cárdenas entró también a la operación, pero cuando fue presentada en el pleno por el delegado de Quintana Roo, Mario Machuca, estalló la revuelta con gritos de “¡Aprobado!”.

Jorge Carlos Ramírez Marín pedía orden.  Subieron una batería de oradores apoyando: Ivonne apoyó la propuesta; Ulises operó e hizo mancuerna con su enemigo Murat, que volvió a apoyar la propuesta. Aparecieron mantas a favor. “Fuera chapulines, fuera chapulines” gritaban los delegados. Ramírez Marín no tuvo más alternativa y cuando preguntó quienes estaban a favor la mayoría alzo la mano y los aplausos estallaron junto con los gritos de “¡Sí se pudo!, ¡Sí se pudo”, mientras el líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, y muchos otros pluris afectados ponían cara de funeral.

Otra reforma importante a los estatutos fue la que propuso el delegado Mauricio López para que el artículo 88 incluyera la obligación del CEN de definir los criterios para que el PRI pueda proponer y formar “gobiernos de coalición”, algo que no estaba contemplado por ese partido y que ahora será obligatorio para formar gobiernos coaligados a nivel federal y en los estados y municipios.

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