A pesar de que en México la oposición está prácticamente invisibilizada, en las últimas semanas el grupo de FRENAAA ya se ha colocado en la agenda mediática, reproduciendo forma y fondo de quien llama su opositor. Incluso, el presidente López Obrador ha caído en la provocación y hasta ha dedicado tiempo en sus mañaneras para hablar del tema.

En un forzado escenario polarizador, que ha resultado exitoso para muchos, se vuelve indispensable advertir que las coincidencias entre quienes se asumen como opuestos no solo son demasiadas, sino que son preocupantes cuando lo que deseamos es un país que sostenga un régimen democrático, plural y con Estado de derecho. Así que no perdamos de vista algunas similitudes entre los discursos extremos de la cuarta transformación y de FRENAAA:

Primera. Nula autocrítica en la lucha anticorrupción. López Obrador acusa a la ultraderecha de haber avalado y blindado la corrupción de sus antecesores, pero no muestra verdadera voluntad para terminar con los casos de impunidad de su gobierno. Por su parte, FRENAAA denuncia corruptelas del actual gobierno sin asumir que muchos de quienes conforman su movimiento guardaron silencio ante el cínico despojo de recursos públicos en sexenios previos. ¿Cuántas filias tendrán con el PRI y el PAN ambas partes?

Segunda. La política migratoria del gobierno federal es cada vez más restrictiva y responde con fidelidad a los intereses de Donald Trump. En la reciente caravana migrante, la Secretaría de Gobernación sostuvo que apuesta por el respeto a la ley y una migración segura, ordenada y regular. Suena bien, pero en la palabra “regular” está la  trampa, ya que no hay referente de temporalidad ni garantía a los derechos humanos de las personas migrantes.

Discursivamente el líder de FRENAAA acusa a López Obrador de que: “pone a la soberanía, la independencia y la integridad del pueblo mexicano, sometida a intereses extranjeros por la entrada de centroamericanos, cubanos, células del ISIS, islámicas, africanos, gente de los mara salvatruchas, en el que en solo 4 meses se ha invadido a México bajo la sombra de esa firma del pacto migratorio y del pacto de refugiados”. En el fondo debe celebrar que la primera acción de la Guardia Nacional se haya destinado a contener migrantes en nuestra frontera sur.

Tercera. El presidente López Obrador, a pesar del discurso de cambio en campaña, no modificó la política de seguridad militarizada en el país y, peor aun, ha entregado a las fuerzas armadas su confianza ciega y poder para realizar tareas que no les corresponden como la construcción y administración del nuevo aeropuerto o los bancos del Bienestar.
En ese mismo tono, Gilberto Lozano ha publicado varios videos en los que solicita a las fuerzas armadas reafirmar su lealtad con el pueblo de México y dar un golpe de Estado. Ambos personajes, no ocultan su devoción por los militares.

Cuarta. En vísperas del segundo informe de gobierno, AMLO lanzó un spot en el que hacía referencia al Papa Francisco y al evangelio. En varias ocasiones, desde la campaña y en las conferencias de prensa, Andrés Manuel no ha tomado distancia de su religión como jefe de Estado en un país laico. Gilberto Lozano abiertamente invoca a la religión para argumentar sobre política: “Rogamos a Dios que venga a recoger de su tierra a los demonios que apagan la vida de futuros mexicanos y el interés superior de menores   a cambio de una agenda socialista de Soros y su aborto. #ParoNacional”.

Quinta: Gilberto Lozano, líder de FRENAAA, tuiteó en enero de este año lo siguiente: “Cuando la ridiculez toca fondo. El cuatrote es capaz de todo para seguir con los sacrificios humanos llamados legalizar el aborto como en cdmx. Pagará con terremotos esa ciudad por haberse entregado al Mal.” Lozano, como si nos hablara desde un púlpito, condena la legitimidad de los derechos sexuales y reproductivos reconocidos legalmente en la CDMX, que justamente no se reconocieron cuando AMLO gobernaba. López Obrador no ha mostrado voluntad alguna de despenalizar el aborto a nivel federal.
Estas similitudes no los hacen iguales, definitivamente. Sin embargo, comparten visiones y formas de comunicar que los acercan al mismo espectro de conservadurismo, concentración de poder, firmes alianzas con fuerzas armadas y una evidente agenda contra el Estado laico y los derechos humanos.

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