En una democracia electoral el derecho al sufragio universal es ejercido con plena efectividad por los ciudadanos. Las fuerzas políticas más representativas de la pluralidad social compiten en elecciones de diferente nivel, la división entre Poderes es vigorosa y el sistema de pesos y contrapesos previsto en la Constitución no sólo se mantiene, sino que se fortalece.

Sin embargo, en nuestro país ha sucedido todo lo contrario, existía la necesidad de transitar de una democracia electoral a una democracia de resultados. Para ello resultaba indispensable actualizar y perfeccionar el régimen político del país, así como sus reglas e instituciones electorales.

En materia electoral, la democracia mexicana a través del Instituto Nacional Electoral organiza las fases operativa y logística de los comicios con eficacia. De igual manera, el proceso para emitir la credencial de elector a los ciudadanos es llevado a cabo de forma confiable. Un amplio número de mexicanos y mexicanas participaban como funcionarios de casillas durante cada elección, lo que asegura imparcialidad a la hora de recibir y contar los votos. No obstante, es necesario seguir modernizando nuestro sistema electoral para mejorar la calidad con la que se organizan los comicios federales y locales, así como para aumentar la participación ciudadana.

El artículo 41 de la Constitución General indica que la renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas y la organización de las elecciones es una función estatal que se realiza a través del INE y organismos públicos locales.

La Reforma Política-Electoral representa un punto de inflexión entre la transición y la consolidación democrática de México. La transición implica el ejercicio efectivo del voto ciudadano en el contexto de elecciones más competidas; no obstante, la consolidación de una democracia de resultados requiere de una transformación estructural que modernice las reglas electorales.

Las modificaciones constitucionales y legales que integren una reforma deben  representar el fortalecimiento de las instituciones. Los cambios deben fomentan un mayor equilibrio entre los Poderes de la Unión, al tiempo que contribuyen a la formación de gobiernos que den resultados a los mexicanos.

Por su parte, las modificaciones de la reforma en materia electoral fortalecen e incentivan la participación ciudadana y brindan mayor certidumbre, equidad y transparencia a la competencia democrática, tanto a nivel nacional como loca

A fin de que las elecciones sean más eficientes, se debe desincorporar de las funciones del INE la fiscalización de los recursos aplicados en las campañas, dejar esta responsabilidad a otras instituciones o instancias.

El pasado 28 de abril el ejecutivo Federal presentó ante la Cámara de Diputados una iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforman y adicionan diversos artículos de la Constitución General en Materia Electoral.

Algunos columnistas opinan que buena parte de los embates en contra del INE son porque aplica la ley, cabe recordar que López Obrador exigió durante la campaña presidencial de 2006 que Vicente Fox, presidente de la República en ese momento, se mantuviera imparcial durante la contienda. Ahora, ya como presidente, AMLO se rehúsa a cumplir las leyes que emanaron de sus quejas como candidato opositor.

El sistema electoral mexicano es un elemento en constante movimiento, aun así, se ha construido una estructura que ha permitido el cambio de poder entre diversas fuerzas políticas, cuya columna vertebral son los principios de legalidad, equidad, transparencia y certeza. Si una propuesta de reforma trastoca uno de estos pilares, la pretendida reforma será una regresión.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. @Chucho_RH

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