Entre Israel e Irán hay dos dinámicas conflictivas vinculadas. Una se relaciona con el proyecto nuclear iraní. La otra se vincula a la presencia militar de Irán en Siria, y el objetivo estratégico de Israel de replegar esa presencia.

Primero está el tema nuclear. Sabemos que Netanyahu fue de los más firmes opositores al pacto entre Irán y otras potencias. Sin embargo, esa oposición no es compartida por un importante sector del establishment militar israelí. Al final, la meta del Estado judío es que Irán no consiga armar una bomba nuclear y, hasta donde se sabía, Israel no tenía la capacidad para destruir la totalidad de las instalaciones nucleares iraníes. Por tanto, el pacto nuclear estaba cumpliendo su objetivo básico.

Pero al margen de la actividad nuclear iraní, en territorio sirio tenemos ya dos vectores en dirección opuesta. El primero, la voluntad de Irán de afianzar su posición militar en aquel país, una vez que Assad, su aliado, ha recuperado la mayor parte del territorio que había perdido en la guerra siria. El vector opuesto es la absoluta determinación de Israel para impedirlo. Con eso en mira, ese país ha estado bombardeando territorio sirio desde hace años. Recientemente atacó una base que estaba operada principalmente por oficiales iraníes. A partir de entonces, Israel llevó a cabo otros cuatro bombardeos. Teherán prometió responder, y finalmente lo hizo el miércoles. Pero Israel frustró el ataque, aprovechó la ocasión y bombardeó la mayor cantidad de objetivos presumiblemente iraníes en territorio sirio.

Tras estos hechos, Irán puede no responder o atacar objetivos militares o civiles en Israel. Una acción mayor contra territorio israelí estaría enviando el mensaje de que Teherán estaría lista para una guerra más abierta. Para evitarlo, Irán podría usar a su aliada, la milicia libanesa chiíta de Hezbollah, que ya ha luchado contra Israel. Pero Hezbollah no es sólo una milicia armada, sino una fuerza política en Líbano que acaba de resultar victoriosa en las elecciones. Israel está calculando que Hezbollah no tiene interés en involucrarse en un conflicto que acarrearía fatales repercusiones para Líbano.

Las hostilidades entre Israel e Irán han llegado a un punto en el que todos los cálculos pueden salir mal. Por ello es indispensable que las potencias que aún pretenden salvar el acuerdo nuclear o mantienen relativa influencia sobre Israel o Irán participen de manera más activa para distender la situación.

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