Cuando se logra algo, el mérito es único y exclusivo para nosotros, pero cuando no se alcanza el mérito esperado y en cambio son errores los que cometemos, no dejamos de buscar al culpable o responsable de ello. El día que dejemos de culpar al otro de nuestros errores, ese día entonces podremos avanzar. ¿A qué viene este comentario?, a que ya pasaron tres días de la derrota frente a la selección de Holanda dentro de la Copa del Mundo de Futbol, y aún seguimos viendo en redes sociales y páginas en internet, los lamentos por el penalty –que analistas deportivos y el mismo jugador holandés Arjen Robben aseguró que no era- marcado a favor del equipo holandés. Los lamentos son que nos volvieron a robar, que la FIFA es una ladrona, que por eso México nunca da el siguiente paso hacia el quinto partido. Pero si volteamos y recordamos que ya sumamos 20 años de frustraciones; 94, 98, 2002, 2006 o en 2010, damos cuanta que no ha sido más que un espejismo triunfador que nos hizo cimentar la buena primera ronda del Tri. De cualquier forma la eliminación en los octavos de final de la Selección Mexicana de futbol el domingo pasado ante Holanda cierra un ciclo de 20 años de esperar inútilmente el ya casi mítico quinto partido que nomás no llega. Es de reconocer que la selección mexicana, desde Estados Unidos 94, es de los pocos equipos que ha logrado superar la primera fase, pero que también es de los equipos que no logra ir más allá de ello. Decíamos que México esta vez sí lo lograría porque se veía un grupo unido, bien conformado y con jóvenes experimentados en ganar una Copa del Mundo en divisiones como la Sub 17 y Juegos Olímpicos. En divisiones inferiores podemos decir que México dejó de ser el “Ya merito”, pero vamos a la mayor, ¿Qué pasa ahí? En esa, se puede decir que el Tri permanece en la etapa del “ya merito” aunque vamos a reconocer que México llegó de milagro al Mundial tras una pésima eliminatoria. El estratega Miguel Herrera en esto de la eliminatoria dijo: “Hay que borrar chip y mentalizarnos en que vamos a hacer un buen Mundial”, y efectivamente lo hicieron. Si la meta que se fijaron los jugadores, el cuerpo técnico y los federativos fue la de pasar a cuartos de final, podemos concluir que se fracasó en Brasil, aunque sin duda el equipo jugó mucho mejor de lo que se esperaba, además recuerdan cómo llegó, además, aquí cabe el dicho de: “Jugaron como nunca y perdieron como siempre”. Bueno, estamos con que México fue eliminado y todo por culpa del árbitro que marcó un penalti a favor de Holanda, mas no por los últimos 15 minutos de juego en que la selección nacional cambio por completo. Nos decían los “Ratones Verdes” y esos volvieron a ser. Un futbol de juego atrás, de esperar y dejar de atacar, de no creer que se le iba ganando a “La Naranja Mecánica”, de creernos triunfadores a pesar de faltar muchos minutos por jugarse. Con estos comentarios no quiero decir que soy o que somos los que escribimos sobre lo que pasó el domingo en Fortaleza, Brasil, poseedores de la verdad y que tenemos la respuesta a lo que paso. Pero si, de decir que nuestro equipo de futbol, nuestra selección nacional y lo que pasa, es el vivo reflejo del país y forma de vida que tenemos. El mexicano acostumbrado está a dar su esfuerzo día y noche por salir adelante, por llevar lo mejor a su casa, su familia. Que se levanta de toda caída para seguir avanzando, pero siempre hay un algo que no permite avanzar. No nos la creemos y con poco que logramos, nos sentimos superiores a todo lo demás. El tabique marea y la humildad no la tenemos. México se crece, busca pero no se la cree. Nos sentimos triunfadores antes de tiempo y cuando estamos dando lo mejor, viene la caída y viene el confort para no ir por más, somos conformistas. México se achicó en los últimos 15 minutos. Dejó de pelear, de luchar. Se sentía del otro lado y no fue ambicioso. Como dirían en las artes marciales, solo marcamos el golpe pero nunca, nunca liquidamos, somos nobles y somos culpables de los que nos pasa. Insiste, insiste y vencerás.

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