Nos encontramos en un periodo de un gobierno que no se acaba de ir y otro que no acaba de llegar. El que viene muestra un gran dinamismo en tanto el que se va apenas aparece.

Las valoraciones de uno y otro son relativas de acuerdo con lo que se considere. Se valora positivamente la disposición a favorecer una transición colaborativa, o se destaca la ausencia. También, sobre quienes vienen, se apunta que algunos aún no cuentan con sus responsabilidades formales, aunque avanzan en la curva de aprendizaje.

En todo caso, parece haber cierta coincidencia en cuanto al aprovechamiento del tiempo luego del triunfo electoral, sobre todo, si consideramos realidades complejas, promesas de campaña y expectativas generadas.

Un aspecto importante ha sido el tema de la austeridad, la reducción de despilfarros y la llamada al aprovechamiento de los ahorros.

Desde la mayoría legislativa se han logrado referentes significativos que, a su vez, han sumado la voluntad de fuerzas políticas y esto recibe la aprobación de distintos sectores. Claro, nunca falta la exageración o el oportunismo que rayen en el ridículo o terminen en lo anecdótico.

Además, no han pasado desapercibos personajes como Napoleón Gómez Urrutia por Morena, representante del viejo sindicalismo por demás polémico y cuestionado. Y no podemos dejar de lado la salida de la cárcel o el regreso sindical —según se vea— de Elba Esther Gordillo y sus vínculos con el nuevo gobierno. Pero no son los únicos, ciertamente.

Respecto al polémico caso deManuel Velasco, Ricardo Monreal, coordinador de senadores de Morena, dijo: “En el grupo parlamentario todos tienen libertad de votar en el sentido que su conciencia les dicte, no hay ningún problema; tendría que preguntarle a cada uno de ellos por qué lo hicieron, de parte mía ha habido libertad para que todos voten como ellos crean conveniente.” Y al ser interrogado sobre el cambio del sentido del voto, contestó: “pregúnteles a ellos, no sé por qué lo hicieron, no tendría yo ninguna forma de decirle por qué, porque finalmente es libre el voto del grupo parlamentario”.

¿La línea es que no hay línea?,

¿De veras? Salvo excepciones. Pero cinco diputados del Partido Verde pasaron a Morena y, a pesar de la versión morenista, el coordinador del PVEM, Arturo Escobar, reconoció que llegó a un acuerdo a cambio de un apoyo para los niños con cáncer (sic). Aunque, no se ría, mencionó que ello no tuvo que ver con la licencia de Manuel Velasco.

Difícilmente se puede aceptar la impoluta explicación morenista tan increíble como la verde.

O sea, así como hay novedades reconocibles positivamente, no se pueden dejar de lado prácticas objetables tan parecidas a las que criticaron. Ahora bien, hay voces que pretenden minimizar este tipo de hechos en que los verdes ahora se ubican al lado de los ganadores, como en otros tiempos lo hicieron a favor de otros. Sí, fieles a su trayectoria, pero no ecologista. No olvidemos, por ejemplo, que el mismo Escobar ya había anunciado el rompimiento de la alianza legislativa con el PRI.

Como confesara un morenista: es explicable, pero no justificable; constituye un error o, al menos, una mancha. Podredumbre, pues. No obstante, según se repite, la sorpresa no se asume tanto por los verdes sino por los morenistas que vienen comenzando.

Hay que ubicar los hechos y proporcionarlos en su dimensión, aunque habría que muchas que decir al incluir temas como el aeropuerto, los anuncios, las rectificaciones de campaña, y demás. En todo caso, entre dos gobiernos, los ciudadanos debemos mantener la exigencia de los compromisos para reconocer la diferencia y señalar aquello que representa más de lo mismo.

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