Nunca como ahora un presidente de la República había engañado tanto al electorado para ganar una elección por medio de las urnas. Generó enormes expectativas de cambio en la población, acabar con la pobreza, aumentar el PIB, disminuir la violencia, erradicar la corrupción, generar fuentes de empleo bien remuneradas, mejorar el sistema de salud, sacar el personal de las Fuerzas Armadas de las calles, etcétera.

El presidente López Obrador, resultó un fraude maquinado, no ha cumplido; por el contrario, las promesas de solución se convirtieron en hechos más graves. El sistema democrático mundial es imperfecto, no hay manera de obligarlos a cumplir aquello que ofrecen en campaña (las promesas quedan en eso) y que los llevó al triunfo electoral legítimo. Los políticos no se atreven a legislar para acabar con las simulaciones en tiempos de campaña. No hay forma de sancionarlos por incumplimiento, como sería en cualquier contrato comercial, eso no sucede entre gobernantes y gobernados. El político engaña, el elector vota por la promesa y aquel incumple lo ofrecido. El objetivo es acceder al poder a costa de lo que sea.

La última trampa y en espera de más. AMLO prometió sacar de las calles al personal militar, no debían suplir las deficiencias de las autoridades civiles, de ello criticó a sus antecesores. En ejercicio del poder presidencial promovió reforma constitucional para hacer uso de las Fuerzas Armadas que combatieran a la delincuencia organizada; por corrupta, fue su argumento, desapareció a la Policía Federal, propuso la creación de la Guardia Nacional en sustitución de aquella, bajo la premisa de ser una institución civil dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

El Presidente ha trastocado todas las funciones del personal militar. Realizan infinidad de actividades comerciales cuya competencia corresponde a las autoridades civiles, dejando a un lado las funciones castrenses. 321,482 elementos de la Sedena: 59,333 de la Marina y 118 mil activos de la GN, no han sido suficientes para abatir la delincuencia. No están preparados policialmente, son ineficientes los militares.

Resulta inconstitucional la propuesta anunciada por AMLO de reformar la legislación secundaria para adscribir legalmente aquello que de facto ordenó el presidente, que la GN, dependa de la Sedena. La pretensión es militarización de la fuerza civil, que mute a fuerza castrense y dependan del Comandante Supremo: el Presidente de la República.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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