La tormenta perfecta sigue configurándose. Negros nubarrones de recesión están presentes y no ayuda a despejarlos la confusa gestión de los asuntos nacionales. Estrategias, planes y programas gubernamentales, cuando existen, se contraponen a los objetivos superiores que supuestamente animan al gobierno.

Se trataba, según se proclama a diario, de poner a los pobres primero; pero sucede lo contrario. Como muestra, basta asomarse a lo que ocurre en los hospitales y clínicas del sistema de salud pública del país. Ya estaban mal, ahora están peor y al parecer aún no tocan fondo.

Por el estilo anda todo lo demás. Las mañaneras y toda la parafernalia de la llamada Cuarta T divierten a sus seguidores, alborota al gallinero mediático y a las redes, pero no resuelven nada; es más, agravan la situación.

A pesar de lo anterior, no comparto la opinión de quienes aseguran que este régimen no tiene rumbo. Lo tiene y es absolutamente consecuente con sus objetivos políticos. Se dirige, con determinación digna de mejor causa, a la reconstrucción de un sistema de partido único en cuya cúspide el neo tlatoani dispensará su gracia a un pueblo empobrecido y fanatizado.

Puede escucharse exagerado, sin embargo, todos los días tenemos hechos y datos que alimentan esta hipótesis. ¿Qué otra explicación podría darse al bárbaro y radical transvase de ingentes recursos públicos para programas que no ocultan su propósito de edificar las estructuras de un partido oficial invencible?

Al parecer no basta edificar esa gran pirámide partidaria con los recursos del poder, se requiere, además, reducir a la irrelevancia al pluralismo político y enanizar los órganos electorales responsables de salvaguardar la celebración de elecciones libres y democráticas.

A lograr tales resultados se encamina la nueva reforma electoral. La cereza del pastel en esta maniobra es incluir el tema de la revocación del mandato, con la finalidad de que el Presidente sume su personal campaña electoral, que desarrolla desde hace varios decenios y continúa desde la presidencia, a la de su partido en el 2021. Así se pondrá en marcha una portentosa aplanadora dictatorial que pasará por encima de todo y contra todos.

De ser así México ingresará a la lista de los países que fueron protagonistas del periodo histórico que Samuel Huntington identificó como la tercera ola democrática, pero de la que también alertó sobre su resaca.

Analista político. @lf_bravomena

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