Hoy vivimos tiempos complicados. La guerra se ha presentado una vez más en el plano internacional y pone en vilo a toda la humanidad.

El conflicto entre Rusia y Ucrania no sólo ha captado la atención de los medios de comunicación, redes sociales y especialistas, sino del mundo entero. Sobre todo por el tono agresivo, desafiante y beligerante que ha mostrado el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Y no es más para menos, el conflicto ha escalado a pasos vertiginosos. Pasó de ser un pleito entre naciones, a un problema regional y mundial.

El punto de confrontación es claro, pero a la vez complejo. Rusia pretende poner un alto al avance de la OTAN y la posible anexión de Ucrania a esa organización, misma que, por cierto, está presidida y comandada por Estados Unidos, mientras que, lógicamente, los ucranianos defienden su país y los europeos quieren detener cualquier avance del gobierno ruso. Eso es lo que ha puesto nerviosos a propios y extraños, pues de un momento a otro, el enfrentamiento se ha convertido en un duelo de amenazas indirectas entre potencias mundiales, al puro estilo de la guerra fría de los años 70.

Debemos darnos cuenta, y ojalá así lo consideren los líderes de las naciones en disputa, que un enfrentamiento entre ambas potencias (Rusia y Estados Unidos) o sus aliados europeos y orientales, podría tener repercusiones desastrosas e irreversibles. Estamos, sin lugar a dudas, en el filo de la navaja. En un momento decisivo en que todo puede quedar en una anécdota más para la historia o en que la contienda alcance niveles imparables que pongan en riesgo a la humanidad.

En estos momentos es cuando cobran más sentido aquellas frases, como la del Benemérito de las Américas, Benito Juárez: “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”; o la que refirió el insigne líder hindú Mahatma Gandhi: “no hay camino para la paz, la paz es el camino”.

Esperemos que en las próximas horas o días triunfe la diplomacia, el respeto y la razón, sobre los fanatismos y el deseo de venganza. Asimismo, es tiempo que cada persona, desde el lugar en que se encuentre, por muy pequeño o irrelevante que parezca, haga un llamado exigente a la concordia y al cese de las actividades bélicas. Aprovechemos para eso las redes sociales y las tecnologías de la información.

Es irracional ver como en redes sociales se toma partido a favor o en contra de un bando u otro. En situaciones como las que estamos viviendo no hay espacio para favorecer o justificar una acción u otra. Lo que se debe resaltar, más allá de posturas personales e ideológicas, es la petición sincera, directa y honesta de toda la humanidad, en su conjunto, de cesar el fuego y cualquier intento de guerra o invasión.

Los horrores vívidos en las dos grandes guerras, así como en los conflictos de la guerra fría y demás sucesos bélicos, nos deben haber mostrado las atrocidades a que el mundo puede llegar cuando no hay límites y nos invade el odio y la ambición de poder.

Cerremos filas quienes deseamos la paz y pongamos un freno a los que la ponen en riesgo…ese es ahora nuestro principal compromiso.

Google News