Durante años el término emprendimiento ha sido ligado a la creación de empresas, al efecto de emprender, a la acción de llevar a cabo una obra o negocio. Sin embargo hoy en día esta palabra ha suscitado una cantidad importante de clasificaciones para incluir y diferenciar, al emprendimiento económico, social o público, por mencionar algunos. Yo considero personalmente que cualquiera podemos ser emprendedores, o quizá cualquiera de nosotros ya lo somos y aún no nos damos cuenta. Si usted ha llevado a cabo alguna obra, negocio o proyecto con mucho esfuerzo, haciendo frente a las dificultades, con la resolución de lograr los objetivos planteados, entonces usted es o ha sido un emprendedor.

Para clarificar un poco más la afirmación anterior, quisiera apoyarme en la literatura existente, para identificar algunos tipos de emprendedores y sus características más relevantes. Dicha literatura indica, entre otras cosas, que además de la iniciativa, la creatividad, la perseverancia o la tenacidad, los emprendedores deben tener al menos tres de las siguientes características: gran capacidad para asumir riesgos, tolerancia a la frustración, pasión por todo lo que hacen, intuición y flexibilidad para adaptarse a la realidad del entorno. Adicionalmente a estas características es imperativo identificar el tipo de emprendedor que se es o que encaja en nuestra personalidad. Está el emprendedor visionario, aquel que se atreve sin importar el entorno, con gran poder de persuasión; el emprendedor por necesidad, aquellos que han sido motivados por las circunstancias; el emprendedor inversor, aquel que cuenta con los recursos e identifica oportunidades en el mercado para emprender; el emprendedor en busca de oportunidades, se diferencia del inversor en que sistemáticamente busca oportunidades en el mercado, aunque no necesariamente cuente con el capital, es el emprendedor por excelencia; el emprendedor por azar, es aquel cuya situación o condición le sitúan al azar frente a las oportunidades para emprender; el emprendedor especialista, es aquel cuya aguda observación de su entorno le permiten identificar oportunidades y se prepara concienzudamente para iniciar negocios o proyectos o finalmente en esta simple clasificación, el emprendedor persuasivo, es aquel cuya reconocimiento personal le vale para convencer a otros a que lo sigan y consigan junto a él sus objetivos.

Sin importar con cual tipo de emprendedor se pueda identificar uno mismo, quiero en esta colaboración, resaltar la importancia de emprender, la necesidad de constituirse como un elemento de cambio en las organizaciones públicas o privadas, la oportunidad que todos debemos aprovechar para erguirnos como visionarios en un mundo que hace todo lo posible por apagar la luz de las personas, con un entorno político y económico poco propicios para iniciar una nueva empresa, para detonar un nuevo proyecto o para emprender cambios significativos en el entorno en que nos desenvolvemos. La importancia de emprender no solo radica en la naturaleza del cambio que se busca, en el interés por mejorar condiciones o por generar riqueza, la importancia radica en el movimiento que esto conlleva, en la energía que el movimiento mismo libera para “contagiar” a otros, para inspirar a las jóvenes, para provocar más emprendimiento en pocas palabras.

Todos podemos emprender, desde cualquier posición, en cualquier momento y en cualquier circunstancia podemos identificar oportunidades para hacer mejor las cosas, para constituir proyectos con beneficio económico, iniciativas que transformen nuestro entorno, que apoyen a la conservación del planeta y sus recursos, iniciativas que impacten positivamente a las minorías constituyendo proyectos de beneficio social. En esta fórmula el papel de las instituciones educativas no debe limitarse sólo a ofertar programas que incuben emprendedores, sino más bien a transmitir la filosofía del emprendimiento en el contexto globalizado y en el rol que tenemos como mexicanos, en la responsabilidad generacional que todos, sin importar la edad o condición, debemos asumir.

Hoy emprender por fortuna significa mucho más que aprovechar oportunidades para generar empresas, hoy emprender poco a poco significa más ser un detonador del cambio, un estandarte de perseverancia, una bandera del logro y por supuesto un camino imprescindible para el desarrollo.

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