Todos conocemos a algún líder, a personas tan normales como nosotros mismos, hombres o mujeres que han desempeñado extraordinariamente lo mismo por instantes que a lo largo del tiempo, ejecutivos de empresas, funcionarios públicos, deportistas, emprendedores, estudiantes o “influencers” con mucho más que un canal o cuentas en redes sociales. Seres humanos cuya condición, y quizá más su actuar, motiva y provoca admiración. Esos líderes que en ocasiones luchan contra la adversidad, propia o generada por su entorno, por su propia creencia o trabajo mismo.

Gracias a esa larga o efímera coincidencia -o trabajo- con “líderes y a esta condición “pasajera” de la pandemia que vivimos desde hace meses, es que traigo a esta cabina la reflexión sobre el liderazgo, o quizá más bien la carencia de él, que hemos vivido los últimos meses para ser más específico, desde muchos ámbitos de la vida pública y privada en nuestro entorno.

Decía Albert Einstein que el “líder es aquel que, fuera del desorden, aporta simplicidad, armonía en la discordia y oportunidad en la dificultad” y es justamente esta simple, pero a la vez práctica definición de líder que hoy hace más eco en mi cabeza estos últimos días. Hoy, que estamos a unas horas de celebrar el 209 aniversario del inicio de la independencia de nuestro país, vienen a mi cientos de frases y ejemplos de lo que otros -grandes lideres- han hecho en momentos difíciles, de la calidad y entereza humanas, del sacrificio, pero sobre todo en el transcendente componente de guía que mujeres y hombres han exhibido en momentos clave de la historia de sus naciones o en su vida personal.

Este martes 15 de septiembre, retomo #DesdeCabina el ejemplo de liderazgo de Nelson Mandela y de su particular visión de compartir el poder o de “transferirlo” a los diferentes mandos en un modelo democrático de toma de decisiones que lejos de reducir la concentración de poder, buscó transferir y legar a Sudáfrica la oportunidad de construir sus propios consensos y reconstruir a su sociedad durante la etapa posterior al apartheid.

Cuánto nos hace falta este tipo de liderazgo en México, uno en donde se comprenda que tener la razón no significa imponer las ideas a costa de lo que sea, en donde lo mismo sean considerados aquellos sectores desfavorecidos por décadas que las industrias que han llevado a nuestro país y a otros connacionales a figurar en escenarios mundiales. El liderazgo debe exhibirse para todos por igual.

En esta vigésima entrega de la serie el Verdadero Virus, en una fecha histórica para nuestra nación, y en condiciones totalmente atípicas para todos, reflexiono sobre el gran esfuerzo de liderazgo que debemos imponernos a nosotros mismos; no debe ser pretexto esperar que reaccionen a quienes les corresponde; es responsabilidad personal asumir los roles, levantar la mano y dar el paso al frente en aquello que nos toque, en eso que esta a nuestro alcance. Creo en el liderazgo de servicio, de acción y de enseñanza; creo en la capacidad de dirigir acciones y comportamientos que todos, sin distinción, podemos asumir desde casa, en lo próximo, que es donde se necesita más. La ausencia de líderes a quien seguir debe ser una excelente oportunidad para traducir el amor por nuestro país en acciones de utilidad para los demás. ¿Y tú, qué líder quieres ser para México?.

@Jorge_GVR

Google News